miércoles, agosto 14, 2013

LA ÚLTIMA FILA (01 de 03)

Tenemos la extraña fijación de hacer filas para todo, para absolutamente todo. Hacemos filas para comprar comida, para consumirla, para realizar trámites, para pedir trabajo, etc... De hecho, es tanta nuestra fijación con las filas que un trámite que no signifique siquiera diez minutos de formación, no vale la pena hacerse.            Basados en ello, supongamos lo que los arqueólogos de un futuro muy distante leerían en la supuesta página de un supuesto diario personal, encontrado después de un supuesto desastre mundial...
Mario Stalin Rodríguez


de cómo provocamos (y nos perdimos) el fin del mundo

Me duele recordar lo que aconteció, máxime cuando todo lo que puedo recordar es una enorme fila de gente con cara de hastío.
            El gobierno aprobó, lo recuerdo bien, la enmienda N-34‑A; todos deberíamos tener la Cédula de Identidad Nacional. Sí, sí, fue uno de esos ataques nacionalistas que le dan de vez en cuando a cualquier gobierno. Total, establecieron los días 13 y 14 de Agosto para que todos, absolutamente todos, mayores y menores de edad, pasaran a recoger dicho documento... Y el único centro de expedición era el sótano del Palacio de Gobierno, en el zócalo de la capital.
            Desde la noche del 12 se empezó a formar una fila enorme de compatriotas que, cumpliendo con su obligación ciudadana, esperaban obtener la credencial. Para las 0:00 Hrs. del martes 13 la fila ya llegaba a las puertas de la demarcación vecina y la gente seguía llegando, recuerdo que me tocó formarme en la ciudad más grande del Norte del país y eso que vivo en la frontera Sur.
            Como de costumbre la ventanilla no abrió sino hasta ya bien entrado el mediodía, durante las primeras dos horas no se avanzo nada en el trayecto, de hecho los dos primeros días sólo caminamos escasos 30 pasos.
(Supuesta nota del supuesto arqueólogo de supuesto futuro: Lo que no sabía el que esto narraba, era que, para entonces, ya se habían logrado formar todos los millones de habitantes existentes en ese tiempo y la fila ya llegaba a las puertas del polo norte)

Lo más increíble sucedía en esta fila, tres lugares atrás de mi encontré al Presidente de la República, que se levantó tarde el día de recoger la credencial e, ingenuamente, creyó que su puesto le permitiría saltarse la fila. Será que en este país, por fortuna, ya no hay privilegios.
(Supuesta nota del supuesto arqueólogo del supuesto futuro: Durante los primeros diez días de estos acontecimientos, las autoridades de los países que para entonces pisaba la fila, no habían prestado atención a la fila, pero al amanecer del onceavo día, los ejércitos de estos países trataron de ordenar a los formados que se dispersaran, creyendo, seguramente, que se trataba de una manifestación, pero estos alegaron que no podían perder su lugar)

Ya ha pasado un mes desde que estoy en esta fila y apenas he logrado salir de la ciudad en la que me formé, mi esposa, que el día 13 se levantó un poco más tarde que yo, me escribe que ella y los niños están bien poco más allá de la frontera, de hecho ya se consiguieron una tienda de campaña de importación, no sé si porque la compraron en el país vecino o por que fue hecha por compatriotas nuestros, en esa ciudad todo es ya tan indistinto. Me dice que quienes están formados después del puente de la frontera gritan mucho, “parece que unos güeyes se quisieron meter”, me escribe.
(Supuesta nota del supuesto arqueólogo del supuesto futuro: Para estas fechas los gobiernos de los países vecinos empezaban a considerar la fila como una invasión, así que, en una asamblea de la ONU, pidieron permiso al Consejo de Seguridad para responder el ataque, este organismo quiso conocer la postura del supuesto gobierno invasor, pero el delegado de este país llevaba casi un mes sin presentarse en el recinto... Porque estaba formado para obtener su Cédula de Identidad Nacional)

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