LAS INVACIONES BÁRBARAS
Diplomacia Europea
Made In USA
El reciente, y aún inconcluso, affaire Snowden, con el
secuestro del mandatario boliviano y los gobiernos europeos actuando como
perros falderos de la Casa Blanca incluidos, es sólo el más reciente (que no el
primero, ni él último) de los signos de la descomposición que la hegemonía
estadounidense experimenta.
Estos
signos bien pueden remontarse hasta la administración de Bush hijo, quien pese
a la condena unánime contra los atentados del 2011 y, en parte, por el ridículo
y malogrado resultado de la invasión a Afganistán, no logró convencer ni a sus más
fieles aliados de la conveniencia de la invasión a Irak (los patéticos
espectáculos de las capturas y asesinatos de Hussein y Bin Laden, son sólo la
coletilla de una obra en la que los actores han perdido el guión, pero se
niegan a abandonar el escenario).
No
nos sorprendamos, si Roma no se construyó en un día, también es cierto que su
destrucción tampoco tomó poco tiempo.
La pérdida de hegemonía por parte de Washington es
notoria no sólo en la debilidad que el dólar experimenta frente a monedas como
el Euro (incluso con todos los problemas por los que atraviesa la Unión Europea
en general, magnificados a niveles absurdos por la incompetencia de los
gobiernos de algunos de sus miembros, como España, en particular), la Libra o
el Yen chino.
Pasa
por las rebeliones de oropel de gobiernos amigos, como los de China y Rusia, quienes
prefirieron hacer caso omiso de las peticiones estadounidenses y dejar marchar
a Edward Snowden de sus territorios, a pesar de la orden de captura
internacional que sobre el excontratista de la CIA pesa.
Y
llega, de momento, al abierto enfrentamiento de ciertos gobiernos
latinoamericanos, no sólo por la protección que por más de un año ha brindado
ya el gobierno de Ecuador a Julian Assange en su embajada de Londres o por las
múltiples ofertas de asilo político que Snowden ha recibido por parte de los
titulares de los poderes ejecutivos del subcontinente. Sino, sobre todo, por la
implementación por parte de muchas de estas administraciones, de políticas
económicas distintas a (y hasta enfrentadas con) las impuestas por el consenso
de Washington.
Obviamente, sería pecar de optimismo ver en estos
factores el anuncio del fin del poderío estadounidense. Pero indican, sí, que
algo distinto está pasando en el mundo y que ha iniciado, como suelen iniciar
estas cosas, con la rebelión de los sometidos.
Nuevos
vientos empiezan a soplar desde el Sur y convendría prestarles atención, porque
bien podrían estar anunciando la tormenta por venir.
Mario Stalin Rodríguez
Etiquetas: Apuntes sobre periodismo, Opinión, tratado sobre la necedad
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