INDIGNOS E INDIGNADOS
Edición México
Un fantasma recorre México y toma sus calles. Algo nuevo
va caminando por aceras y bulevares, surge de las universidades y desborda en
los camellones... Algo nuevo, algo grande, algo enorme, empieza a caminar por
las gastadas avenidas de la nunca consolidada democracia mexicana.
Son
actores inesperados en lo que, hasta ahora, se antojaba como una repetición más
del redundante juego electoral. No buscaron este protagonismo, les fue impuesto
cuando el poder mediático intentó satanizarlos... Fue una simple protesta en
contra del candidato que los poderes fácticos intentan imponer, en una
universidad, ahora se sabe, erróneamente considerada de la élite.
Fue
una simple protesta, pero la incapacidad del candidato de la alianza PRI – PVEM
para afrontar la adversidad (que lo llevó a esconderse en uno de los baños de
la institución) y la negligencia de la prensa incondicional (entre ella, en
papel destacado, el duopolio televisivo), que intentó hacer de la pérdida
ganancia, presentando a los inconformes como “un grupo reducido de
alborotadores ajenos a la institución”, los llevó mucho más allá.
Hay algo nuevo en todo esto, desde sus orígenes las
protestas no se encaminan contra el poder formal, sino contra los poderes
fácticos. Es decir, no una protesta contra las instituciones del Estado, sino
contra los medios informativos que deforman y tergiversan la realidad; una
protesta contra el grupo que intenta imponer en la presidencia a un títere
vacio.
Tal
vez aún es pronto para racionalizar todo lo que en el fondo subyace en el
naciente movimiento Yo Soy 132. Es, sin lugar a dudas, demasiado temprano para
ejercer la prognosis sobre sus alcances y resultados... Pero podemos, sí,
tratar de entenderlo dentro del panorama en el que se gesta.
Hay
un marcado desencanto con las formas tradicionales de participación política,
un alejamiento claro de las organizaciones partidistas e, incluso, de los
movimientos civiles de viejo cuño. Este es un movimiento de un nuevo tipo,
semejante mucho más a los Indignados europeos o a Occupy Wall Street que a
cualquier otro movimiento social que hayan visto estas tierras (con la
salvedad, tal vez, de la organización social espontánea que se dio tras el
terremoto de 1985 en la Ciudad de México o de las primeras movilizaciones para
imponer la paz y la negociación en Chipas, en 1994).
No
hay líderes visibles (no se les busque, tampoco los hay en las sombras) ni una
vanguardia que dicte los caminos a seguir. Hay, sí, una organización espontánea
y es esto, seguramente, su mayor fortaleza y debilidad.
Fortaleza,
pues no hay cabezas que puedan ser cortadas o cooptadas; ninguna vanguardia que
se venda y traicione.
Debilidad
pues, fuera del impulso meramente coyuntural, no existen iniciativas que lleven
esto más allá... Pero, por supuesto, ésta es sólo una debilidad aparente.
Si
bien no hay dirigencia central que marque un mapa de ruta con los caminos a
seguir más allá de las elecciones próximas, lo cierto es que los pequeños
grupos que se aglutinan en torno a la bandera del Yo Soy 132, encuentran aquí
una forma nueva de organización; una que les permitirá seguir en contacto y
organizados (así sea potencialmente) tras el 1° de julio.
Aún
es temprano para juzgar los alcances del naciente movimiento, pero algo nuevo
empieza a surgir... Algo grande, que puede llegar a ser enorme.
Mario Stalin Rodríguez
Etiquetas: Apuntes sobre periodismo, Opinión, tratado sobre la necedad
1 Comments:
Algo está pasando y creo que se dirige a un cambio. El grupo de individuos se reúne porque la individualidad así lo quiere y no porque han sido convocados.
Un periodista de la contra decía a pantalla abierta.
La TV malinforma y los diarios mienten... lean mucho.
Y alguien más por otra ventana recordaba a los olvidados y purgados maestros y maestras de la República incluso sopló con fuerza para que las telarañas dejaran ver el título de una ley que nunca se cumplió.
Bonito leer esos nuevos vientos.
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