miércoles, mayo 23, 2012

INDIGNOS E INDIGNADOS


Edición México

Un fantasma recorre México y toma sus calles. Algo nuevo va caminando por aceras y bulevares, surge de las universidades y desborda en los camellones... Algo nuevo, algo grande, algo enorme, empieza a caminar por las gastadas avenidas de la nunca consolidada democracia mexicana. 
                Son actores inesperados en lo que, hasta ahora, se antojaba como una repetición más del redundante juego electoral. No buscaron este protagonismo, les fue impuesto cuando el poder mediático intentó satanizarlos... Fue una simple protesta en contra del candidato que los poderes fácticos intentan imponer, en una universidad, ahora se sabe, erróneamente considerada de la élite. 
                Fue una simple protesta, pero la incapacidad del candidato de la alianza PRI – PVEM para afrontar la adversidad (que lo llevó a esconderse en uno de los baños de la institución) y la negligencia de la prensa incondicional (entre ella, en papel destacado, el duopolio televisivo), que intentó hacer de la pérdida ganancia, presentando a los inconformes como “un grupo reducido de alborotadores ajenos a la institución”, los llevó mucho más allá.

Hay algo nuevo en todo esto, desde sus orígenes las protestas no se encaminan contra el poder formal, sino contra los poderes fácticos. Es decir, no una protesta contra las instituciones del Estado, sino contra los medios informativos que deforman y tergiversan la realidad; una protesta contra el grupo que intenta imponer en la presidencia a un títere vacio. 
                Tal vez aún es pronto para racionalizar todo lo que en el fondo subyace en el naciente movimiento Yo Soy 132. Es, sin lugar a dudas, demasiado temprano para ejercer la prognosis sobre sus alcances y resultados... Pero podemos, sí, tratar de entenderlo dentro del panorama en el que se gesta. 
                Hay un marcado desencanto con las formas tradicionales de participación política, un alejamiento claro de las organizaciones partidistas e, incluso, de los movimientos civiles de viejo cuño. Este es un movimiento de un nuevo tipo, semejante mucho más a los Indignados europeos o a Occupy Wall Street que a cualquier otro movimiento social que hayan visto estas tierras (con la salvedad, tal vez, de la organización social espontánea que se dio tras el terremoto de 1985 en la Ciudad de México o de las primeras movilizaciones para imponer la paz y la negociación en Chipas, en 1994). 
                No hay líderes visibles (no se les busque, tampoco los hay en las sombras) ni una vanguardia que dicte los caminos a seguir. Hay, sí, una organización espontánea y es esto, seguramente, su mayor fortaleza y debilidad. 
                Fortaleza, pues no hay cabezas que puedan ser cortadas o cooptadas; ninguna vanguardia que se venda y traicione. 
                Debilidad pues, fuera del impulso meramente coyuntural, no existen iniciativas que lleven esto más allá... Pero, por supuesto, ésta es sólo una debilidad aparente. 
                Si bien no hay dirigencia central que marque un mapa de ruta con los caminos a seguir más allá de las elecciones próximas, lo cierto es que los pequeños grupos que se aglutinan en torno a la bandera del Yo Soy 132, encuentran aquí una forma nueva de organización; una que les permitirá seguir en contacto y organizados (así sea potencialmente) tras el 1° de julio. 
                Aún es temprano para juzgar los alcances del naciente movimiento, pero algo nuevo empieza a surgir... Algo grande, que puede llegar a ser enorme.

Mario Stalin Rodríguez

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1 Comments:

Blogger ISABEL TEJERA CARRETERO said...

Algo está pasando y creo que se dirige a un cambio. El grupo de individuos se reúne porque la individualidad así lo quiere y no porque han sido convocados.
Un periodista de la contra decía a pantalla abierta.
La TV malinforma y los diarios mienten... lean mucho.
Y alguien más por otra ventana recordaba a los olvidados y purgados maestros y maestras de la República incluso sopló con fuerza para que las telarañas dejaran ver el título de una ley que nunca se cumplió.
Bonito leer esos nuevos vientos.

5:55 a.m.  

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