CON TODO RESPETO
Una de las frases que puede convencerme que mi
interlocutor tiene, en palabras amables, severos problemas mentales, es “por
favor, no ironices” o alguna de sus variantes. Usar esta fraseología en una
discusión es, cuando menos, sacar ésta del terreno de los argumentos y meterla
en pantanos francamente escabrosos.
Seamos
claros, la ironía es, en alguna de sus variantes, utilizar los mismos
argumentos que el interlocutor, subrayando su ridiculez o estupidez, pero son,
finalmente, argumentos.
Suponer,
entonces, que el uso de la ironía es una falta de respeto para el interlocutor
es, en el fondo, proponer que no concordar con los argumentos de éste es una
falta de respeto. Es decir; descalificar a priori la detracción, lo que
invalida per se la discusión.
La
ironía es una estrategia discursiva, tan válida como cualquier otra, no por su
naturaleza inherente, sino por la pertinencia de su uso. Ironizar por ironizar
es desvirtuar la herramienta, tornándola ociosa y haciendo a quien la emplea,
un idiota.
Ironizar
por ironizar sobre todo y contra todo, es la comodidad de no tomar partido y el
llamado a no hacer nada, si todos son iguales, qué sentido tendría tomar un
camino u otro.
En
otro sentido, la ironía, como toda herramienta, tiene su función específica y
un momento específico para su uso. Utilizarla, por ejemplo, contra quien no
puede entenderla es, en el mejor de los casos, cometer la estupidez de intentar
matar moscas con bazuca.
No
nos equivoquemos, la ironía, como estrategia discursiva es un arma. Como tal,
exige del usuario el conocimiento de sus funciones y naturalezas, a riesgo de
cortarnos con su doble filo o bien, de que el tiro salga por la culata.
La
ironía es, entonces, la doble prueba de la inteligencia del actuante y de su
interlocutor. Usarla con inteligencia y pertinentemente es la primera prueba;
entenderla y saberla rebatir es la segunda. Si el interlocutor no entiende la
ironía, entonces, el actuante deberá ser lo suficientemente inteligente como
para modificar su estrategia discursiva.
En
otro caso, si el interlocutor entiende la ironía, pero se ofende por su uso y
no por lo que en el fondo sugiere, entonces, éste no es tan inteligente como él
mismo creería.
Mario Stalin Rodríguez
Etiquetas: off topic, tratado sobre la necedad
1 Comments:
Creo Mario, que no sabemos utilizar el vocabulario para empezar y saber interpretar la ironía con inteligencia es algo que solo unos pocos saben hacer.
Besicos muchos.
Publicar un comentario
<< Home