DERECHO AL OCIO
Todos tenemos derecho al ocio, a esa agradable sensación de desconectar del mundo y sustraernos en nosotros mismo, en las frivolidades menores, en nuestros deseos inconfesos o, simple y llanamente, en la nada.
Todos tenemos derecho al ocio… El punto está, entonces, en cómo distinguir nuestro derecho al ocio de nuestra obligación de realidad. No se trata del dejar el ocio todos los días por ir a las obligaciones diarias. Se trata, sí, de la obligación de realidad, de conocer el mundo que nos rodea y tratar de entenderle.
Todos tenemos derecho al ocio, siempre y cuando nuestro ocio no impida que nos demos cuenta y actuemos… Porque cuando permitimos que el ocio nos borre el mundo, entonces, ellos ganan.
Todos tenemos derecho al ocio… El punto está, entonces, en cómo distinguir nuestro derecho al ocio de nuestra obligación de realidad. No se trata del dejar el ocio todos los días por ir a las obligaciones diarias. Se trata, sí, de la obligación de realidad, de conocer el mundo que nos rodea y tratar de entenderle.
Todos tenemos derecho al ocio, siempre y cuando nuestro ocio no impida que nos demos cuenta y actuemos… Porque cuando permitimos que el ocio nos borre el mundo, entonces, ellos ganan.
Mario Stalin Rodríguez
Nota:
Hace mucho, muchísimo tiempo, escribí para una publicación ya desaparecida, un ensayo titulado "Del derecho a la Banalidad". Texto del que me sentía particularmente orgulloso y presumía a quien se me pusiera en frente.
Lamentablemente, de entonces a la fecha he cambiado de computadora personal varias veces y en algunos de estos cambios, el ensayo desapareció, como desapareció la copia física del número de la revista en la que fue publicado.
las notas de arriba son, entonces, un intento poco fructífero de reconstruir este texto... Queden como un primer acercamiento a un tema que, en futuros (pero no próximos) párrafos seguiré desarrollando, porque, de verdad, el texto original valía la pena (o, al menos, eso recuerdo).
Etiquetas: tratado sobre la necedad
3 Comments:
Hablas del ocio al que se tiene derecho porque ya has producido, supongo. Eso es justo.
Leyéndote me has hecho recordar algo que decía mi abuela. La ociosidad es la amiga de todos los vicios.
Claro que eran otros tiempo y a mi abuela la educaran para que fuera una burra de carga y el ocio seguro que hasta era pecado.
Ahhh, qué lindo no hacer nada un rato. Divagar y perderse en uno mismo.
Mirar el techo y punto. O mirar por la ventana.
El ocio permite pensar y no pensar.
beso,
Por lo que se ve Mario, andamos los dos con los mismos problemas para publicar, ayyyyyyyyyyyyy.
Besicos muchos guapo.
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