DE LA JUSTICIA Y SUS QUERIENTES

“La admiraba… Aunque a la distancia. La miraba desde la calle cuando era chico.
Le decía a mi padre; ¿Quién es esa dama? Y me contestaba; Es la señora justicia. Y le decía; ¿No es bonita?
No era sólo algo físico (…) No la amaba como persona. La amaba como ideal.
Eso fue hace mucho, ahora hay alguien más.
(…)
Fue tu infidelidad la que me echó en sus brazos.
(…)
Te has mostrado por fin. Ya no eres mi justicia, ahora eres su justicia; te acostaste con otro.”

Alan Moore
V de Vendetta

La imagen de la justicia como una ramera que se oferta al mejor postor es prácticamente un lugar común. Metáfora no demasiado original, pero, lamentablemente, exacta… No nos equivoquemos, no se trata de la justicia como concepto abstracto, sino de su práctica… No la justicia, sino quienes la imparten o se encargan de preservarla y aplicar las leyes en su nombre, son quienes se prostituyen.
En los últimos días, en México, hemos tenido la oportunidad de presenciar tres ejemplos patéticos de ello.

Letras Libres, libelo de derechas donde los haya, acusó a La Jornada, periódico más bien de izquierdas, de complicidad con el movimiento independentista de la organización vasca conocida como ETA. En el artículo Cómplices del Terror, el entonces subdirector de la revista, Fernando García, prácticamente acusaba al diario mexicano de formar parte de una red de apoyo político-financiero para el grupo armado desde Latinoamérica.
Más que demandar a la publicación por calumnias, la directiva del rotativo exigió que se presentarán pruebas del dicho o, de lo contrario, se retractara de éste… la Suprema Corte de Justicia dictaminó, tras siete años de litigio, que Letras Libres sólo había ejercido su derecho a la Libertad de Expresión, como si calumniar sin pruebas fuera, entonces, simplemente expresar una opinión.

El Viernes pasado, una petición con cerca de 25,000 firmas fue presentada ante la Corte Penal Internacional, en ella se pedía se juzgará a Felipe Calderón Hinojosa, sus grupo más cercano de colaboradores y a Joaquín El Chapo Guzmán por crímenes de lesa humanidad.
La denuncia se sustenta en informes hechos públicos por organismos internacionales como Human Right Watch o Amnistía Internacional, según los cuales la guerra contra el crimen emprendida por la administración calderonista, parece más enfocada a beneficiar al grupo del narcotraficante citado por sobre otras organizaciones delictivas, que a combatir las causas del narcotráfico o su influencia en la vida política del país.
Perdonando la metáfora, Calderón recuerda a esos individuos dispuestos a armar una trifulca, antes que a reconocer que están demasiado ebrios para manejar. El ocupante de los Pinos ha decidió entablar acción legal contra los firmantes de la denuncia, en vez de tomar ésta como indicativo de la necesidad de revisar su estrategia de seguridad nacional.
A cómo se comportan las cortes y las procuradurías de Justicia en este país, no sería de extrañar que dicha querella fuera admitida y declarada procedente.

En días recientes, el activista Nepomuceno Moreno fue asesinado. Su muerte se liga a las de otros activistas contra la guerra de Calderón, como la de Maricela Escobedo o Susana Chávez.
Antes que ofrecer una investigación seria, la Procuraduría de Justicia de Sonora (estado en el que fuera victimado). Se apresuró a culpabilizar a la víctima, señalando que Moreno Nuñez había sido acusado y encarcelado por presuntos vínculos con el crimen organizado anteriormente y que, por tanto, esta relación era la principal línea de investigación. Olvidándose, por supuesto, de señalar que esta acusación ya había sido refutada y que, de hecho, el activista fue dejado en libertad con un dictamen de inocencia tras un proceso de cuatro años.

No la justicia como ideal, queda escrito, sino los encargados de ejercerla y de aplicar las leyes en su nombre, son quienes se prostituyen…

Mario Stalin Rodríguez