Post se escribe con doble N
Mario Stalin Rodríguez
"Yo soy rielera,
tengo a mi Juan.
Él es mi vida,
yo soy su querer.
Cuando me avisan que ya se va el tren;
Adiós mi rielera, ya se va tu Juan..."
Anónimo
La Rielera , corrido popular revolucionario
tengo a mi Juan.
Él es mi vida,
yo soy su querer.
Cuando me avisan que ya se va el tren;
Adiós mi rielera, ya se va tu Juan..."
Anónimo
Leonor Martínez se casó con José Salinas y la familia prosperó, pero eso es tan sólo el final de la historia que a estas líneas da motivo y el principio de otra; no tratada aquí, apenas inferible de los presentes párrafos, pero indispensable para entenderlo todo.
Lo correcto será empezar por el principio. Decir que Leonor Martínez tenía 14 años cuando conoció a José Salinas, de 24 ese 1914, amigo y posible socio de su hermano en negocios que se detallan más delante. Decir que su idilio no es de primera vista, que su historia no implica pétalos de flores cayendo de ningún lugar o canto de pájaros ausentes es, a penas, introducción obligatoria.
Leonor amaba a Juan (con otro nombre, sí, pero se descubrirá por el epígrafe que éste lo describe mejor), con él estaba comprometida y se casaría pronto.
José, por su parte, amaba su sueño; una deseada independencia económica fundada en un local destinado a entretener y emborrachar a los potosinos. José, por si no se ha adivinado ya, soñaba con fundar y administrar una cantina céntrica en San Luis Potosí, capital del estado homónimo.
Obviamente algo ocurrió que a este cuadro dio nuevos giros. Ese algo recibe el nombre de Pancho Villa y su ejército insurgente. Ese algo es también Juan uniéndose a los revolucionarios en su paso por San Luis y (de ahí el nombre) Leonor siguiéndolo, contra la voluntad paterna, en la retaguardia; como soldadera.
La historia registrará batallas donde, sin nombrarlos, Juan y Leonor juegan papeles importantes, la historia dará cuenta de veinte millas a caballo y veintiuna en ferrocarril. Pero eso es tarea de los historiadores, no lo es de quien estas letras plasma. Baste decir que Juan murió a finales de 1915 en alguna batalla en el Norte del país y que Leonor regresó a San Luis.
Leonor llegó a su tierra natal, queda escrito, en medio de la lluvia con quince años cumplidos. Llegó no a casa de sus padres (aún furiosos por el abandono), sino a casa de su hermano, habilitada para esas fechas como cantina y destilería. Llegó a conocer mejor a José Salinas, ya próspero empresario (que no lo será por mucho tiempo más).
En Marzo de 1916, cinco meses escasos después del regreso de Leonor y cuatro desde su matrimonio con José Salinas, nació Teresa Salinas, la primera de siete hijos.
Y todo ello está bien... Está bien, queda escrito, porque Teresa conocería a Severo Cuéllar años después y tendría con él dos hijos. Severo (en una historia que queda por contarse) desaparecerá pronto de estas líneas, nombrarlo aquí se justifica apenas para dar sus cromosomas a su segunda hija, Teresa Cuéllar.
Teresa merecería una enciclopedia para narrar su historia, no estos párrafos que llegan ya a su fin. Teresa conoció a Hector Rodríguez y lo amó. Él, a su manera, también la amó.
Del escaso tiempo que Teresa y Hector compartieron como pareja, nacieron cuatro hijos. Cuatro historias distintas, cada una a su manera digna de ser contada por mejores letras. Cuatro historias que, al paso de los años, llevan a uno de ellos a sentarse ante una computadora para cumplir, de manera extraña, promesas hechas a brujas de allende el mar, escribiendo un post que se escribe con doble N.
Leonor amaba a Juan (con otro nombre, sí, pero se descubrirá por el epígrafe que éste lo describe mejor), con él estaba comprometida y se casaría pronto.
José, por su parte, amaba su sueño; una deseada independencia económica fundada en un local destinado a entretener y emborrachar a los potosinos. José, por si no se ha adivinado ya, soñaba con fundar y administrar una cantina céntrica en San Luis Potosí, capital del estado homónimo.
La historia registrará batallas donde, sin nombrarlos, Juan y Leonor juegan papeles importantes, la historia dará cuenta de veinte millas a caballo y veintiuna en ferrocarril. Pero eso es tarea de los historiadores, no lo es de quien estas letras plasma. Baste decir que Juan murió a finales de 1915 en alguna batalla en el Norte del país y que Leonor regresó a San Luis.
Leonor llegó a su tierra natal, queda escrito, en medio de la lluvia con quince años cumplidos. Llegó no a casa de sus padres (aún furiosos por el abandono), sino a casa de su hermano, habilitada para esas fechas como cantina y destilería. Llegó a conocer mejor a José Salinas, ya próspero empresario (que no lo será por mucho tiempo más).
Y todo ello está bien... Está bien, queda escrito, porque Teresa conocería a Severo Cuéllar años después y tendría con él dos hijos. Severo (en una historia que queda por contarse) desaparecerá pronto de estas líneas, nombrarlo aquí se justifica apenas para dar sus cromosomas a su segunda hija, Teresa Cuéllar.
Teresa merecería una enciclopedia para narrar su historia, no estos párrafos que llegan ya a su fin. Teresa conoció a Hector Rodríguez y lo amó. Él, a su manera, también la amó.
Del escaso tiempo que Teresa y Hector compartieron como pareja, nacieron cuatro hijos. Cuatro historias distintas, cada una a su manera digna de ser contada por mejores letras. Cuatro historias que, al paso de los años, llevan a uno de ellos a sentarse ante una computadora para cumplir, de manera extraña, promesas hechas a brujas de allende el mar, escribiendo un post que se escribe con doble N.
P.D. 1 que redunda en la dedicatoria
Estas líneas, por si hace falta recordarlo, van dedicadas a Nanny / Tata Ogg... En cumplimiento extraño de una promesa... Sé que no es exactamente lo prometido, pero, qué quieres? hay partes de mi familia de las que sí estoy orgulloso.
La otra N del título, es por Nani de LA CASA ENCENDIDA (a partir de hoy, también aquí al lado), sólo por el gusto de ser nosotros y porque, de una u otra manera, terminamos encontrándonos.
P.D. 2 que habla de sorpresas
Por una u otra razón, este animalito fantástico terminó en días recientes aquí y aquí... Ambas, sorpresas agradables. Si se quiere y se ha llegado hasta esta línea; dese una vuelta por ahí y léase algo de lo que encuentre, no se arrepentirá.
Etiquetas: off topic
9 Comments:
¡Dios mio!, una es de carne y hueso y aunque yo no lloro, bueno por dentro si (es lo que estoy haciendo en estos momentos), pero no te preocupes, es bonito llorar de emoción. Te puedo asegurar que me has emocionado, intrigado desde que he leido tu aviso, y al final..., solo puedo decir gracias de todo corazón.
Si te pasas por mi blog, algo que colgué el 4 de junio "La ficción supera la realidad.....", me lo ha recordado muchísimo este escrito. Quizá tenga algo de parecido, ya me dirás. Lo escribí para los decendientes..., podré explicar más cosas en otro momento.
De nuevo muchísimas gracias.
Besos muchos.
nani
Plas, plas, plas, plas... Si me permite Sr. Hutopo le diré que, por un momento, casi creí que iba a leer la historia de un segundo Macondo mexicano.
Y si me permite también, Sr. (Nada) Necio, le diré que me ha encantado la narración, el qué y el cómo. Así que plas, plas, plas y mil plases y muchas gracias por hacer caso de lo que pedí :)
Besos
... grata sorpresa la de tu propaganda, sin animo de lucro, de este humilde blog de aprendiz de poeta; pero más grata sorpresa, si cabe, la de tu historia; tienes la suerte de descender de revolucionarios y llevar sangre de mujeres VIVAS... ¡eres afortunado!
Yo también lo soy, mi madre es de esa saga de MUJERES VIVAS..., algún día te hablaré de ella
Gracias por la sorpresa y la magia que conlleva el momento.
Besos
"grata sorpresa la de tu propaganda, sin animo de lucro"...
A, que no pagaban?
Chin...
jajaja...pues no, no pagaban...¡figese usted!... a ver cuando escribes algo más, que a mi los musos me tienen abandonada...
Beso
Comentario del recuerdo:
ESTE BLOG ACTUALIZA LOS MIÉRCOLES EN LA NOCHE O JUEVES EN LA MADRUGADA (hora de la ciudad de México)
Y ya así resulta complicado exprimirle lo que se pueda a la musa...
Don Mario:
No es algo que me enorgullece, pero eso de indagar y reconstruir la propia historia familiar, por alguna razón que desconozco, como que nomás no se me da.
Su post, por otro lado, ya fuera producto del cumplimiento de una promesa o no, además de recordarme la penosa circunstancia de que ignoro buena parte del trasfondo de mi árbol genealógico, me avisa (otra vez) que debo empezar a hacer algo para que ya no sea así.
Saludos:
Mau
Yo no tengo una familia de la que enorgullecerme en ese sentido, si no todo lo contrario; Tuve un abuelo que compartió cantina en el Norte de Africa con el tenebrosamente famoso dictador Francisco Franco, y otro abuelo orgulloso de haber huido a Francia perseguido por los rojos en Hendaya... Es una lastima, que conmigo y con mi hijo se pueda extinguir el apellido ilustre del Conde Duque de Olivares, pero así será si mi hijo no tiene a su vez, varones...
Más pistas no te puedo dar, que son muchas.
Sólo necesitas la Wikipedia para saber el resto.
A pesar de todo, creo que es posible un futuro común y un mundo mejor repartido, aunque aún no haya llegado el momento de poder llevarlo a cabo.
Un saludo.
He llegado desde Subcultura hasta este post que no había leído. Voy a a prender historia mexicana gracias Ud.
Me ha encantado.
¡Un abrazo!
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