miércoles, julio 18, 2007

AUSENCIAS

Mario Stalin Rodríguez
Fue un sueño, probablemente un bello sueño, pero sólo un sueño...

Cierra los ojos y aún la ve, desnuda, sobre las sábanas, sonriendo cansada, a un paso del sueño. Puede sentir el calor de su cuerpo sobre el colchón. Aspirar el aroma de su cabello, a frutas, cuando recién salía de bañarse, o ácido, mezclado con sus sudores; tan parecido al de su aliento, cuando yacía desnuda, sobre las sábanas, sonriendo cansada... A un paso del sueño.
Aún puede probar el sabor salado de su mar. Sentir en el rostro el bosque de su vientre. Cierra los ojos y juega los juegos perdidos, la intensidad que era marea, volcán, sudor, saliva y ternura. El tacto aún recuerda sus suavidades, su piel húmeda, cuando yacía desnuda, sobre las sábanas, sonriendo cansada, a un un paso del sueño.
Cierra los ojos y aún la ve. En la madrugada, cuando intenta dormir, extiende el brazo buscándola y se descubre solo, en el frío... Abre los ojos y sólo mira su vacío; el hueco de su ausencia.

Sucede siempre así; la sueña, y el sueño trae consigo la conciencia de su ausencia. Entonces despierta, porque el dormir le es imposible. Mira el reloj y se insulta en la oscuridad; han pasado sólo 15 minutos desde que se acostara para intentar descansar.
Palpa el buró al lado de su cama en busca de la cajetilla de cigarros. Inconscientemente se la echa a la bolsa del pants que hace las veces de pijama y sale a la azotea; se ríe de si mismo.
Siente el frío de la madrugada y busca entre las nubes una estrella, búsqueda inútil. Ve la puerta abierta, adentro la calidez de las cobijas lo llama... Sería tan cómodo, recostado en su cama, encender el cigarrillo y disfrutar del olvidado placer de fumar en su propia casa.
Así la recuerda... Cierra la puerta, se llama patético, frota los brazos y saca la cajetilla. De nuevo se insulta, sólo tres cigarros y más de cuatro horas lo separan del amanecer. Enciende uno y se recarga en la barda, observando las luces de la ciudad desde la privilegiada posición de una azotea en los cerros que la rodean.
Trata de reconocer avenidas, calles, lugares importantes. Pero se distrae, como siempre, en las luces que mira, sólo ve los lunares del cuerpo ausente... Se insulta un poco y se ríe de si mismo mientras consume, lentamente, el cigarro.

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6 Comments:

Blogger fernandocq said...

A veces todas las cosas nos recuerdan a alguien. En los pasillos te asaltan los recuerdos, en las envolturas de muchas cosas, en los cigarros que se consumen pero sobretodo aparece en las noches, en esos momentos que estan entre el lunes y el martes o el miercoles y el jueves. Generamos incansablemente pensamientos y el sueño se auyenta, pero asi es mi amigo, no hay consejo para dejar eso, no se si lo quieras hacer, solo vive.

3:22 p.m.  
Blogger Mau Torres said...

Desconozco, recalco, desconozco si es relato autobiográfico o sólo una ficción. Personalmente me suena a lo primero.

En fin, independientemente de lo que sea, creo que más de uno, por su momento actual o experiencias pasadas, se sentirá plasmado en tu personaje. Al menos yo sí.

Saludos.

11:45 a.m.  
Blogger Necio Hutopo said...

Respondiendo que es gerundio...

Gracias por la visita don Mau, sabe que siempre se agradecen sus comentarios... De su duda, la narración es autobiográfica, claro, al menos en la medida en que todas nuestras ficciones (no lo dude) son autobiográficas.

Como bien dice usted (y un poco don Fer), a todos nos ha pasado o pasa algo parecido, también es cierto que no todos lo vivimos de la misma manera... Como cierto es que algunos no sabemos, ni queremos, vivirlo de otra manera...

1:07 a.m.  
Blogger LA CASA ENCENDIDA said...

Y se engaña a si mismo, para decirse que mañana recibirá su llamada, que le espera para tomar un café, y después, volver a oler ese aroma a frutas, o a probar el sabor salado de mar y...
Muy bonito.
Saludos

7:42 a.m.  
Blogger LA CASA ENCENDIDA said...

Tiene usted caballero mi permiso, para regresar por la "casa encendida", las veces que guste, será muy bien recibido.
Saludos.

1:03 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Hay huecos que nunca pueden volver a llenarse. Y recuerdos que nunca se pueden borrar. Ya es bastante con que uno pueda seguir viviendo a pesar de esas ausencias y esos recuerdos.

Besos

8:14 a.m.  

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