miércoles, mayo 16, 2007

01/04

Mario Stalin Rodríguez

Son las niñas de la cara triste, las de la infancia negada, las mujeres antes de tiempo. La historia de Sonia, Carla y Sofía es la historia de los miles de niñas y niños explotados sexualmente en México, 17 mil según los conservadores cálculos del DIF, más de 30 mil según cifras más realistas.
Su edad varía entre los 14 y 17 años y no es por su decisión que están en las calles. Son víctimas de lo que la Fiscal Especial para la Atención de Delitos Relacionados con Actos de Violencia Hacia las Mujeres, Alicia Elena Pérez Duarte, llama una “red de redes; grupos dispersos y sin coordinación visibles”, responsables de buena parte de los 20 mil niños desaparecidos anualmente en el país. La mayoría de ellos (como Sonia) terminan por engrosar las filas de la prostitución infantil en el país y el extranjero.

La ruta de la inocencia
Según su testimonio Sonia nació en alguna comunidad indígena de Guerrero. Enésima descendiente de una familia pobre, su futuro no parecía distinto al de tantas otras en condiciones similares: Estudiar, si acaso, hasta saber leer, contra y escribir; casarse joven y dedicar su vida al trabajo en el campo y a cuidar de su multitud de hijos. Su futuro no parecía distinto, pero el destino intervino y no fue a su favor.
A los 8 años conoció al Tío Toño, de la ciudad de México. El hombre, de poco más de 40 años, se presentó como alguien interesado en ayudar a la familia de Sonia. Les hacía regalos a todos y particularmente a ella; vestidos, juguetes, aparatos electrónicos, dinero. Sobre todo dinero, siempre había 50 o 100 pesos para ella cuando hacía alguna gracia, como bailar o darle un beso en la mejilla.
El tío Toño ofreció llevar a Sonia a estudiar a la ciudad, pagando él los gastos y hospedándola en su casa. Con renuencia, recuerda la niña, su madre aceptó, finalmente, era un alivio para la carga que implicaba mantener a la numerosa familia. A los 9 años, Sonia llegó al Distrito Federal.
En un principio el tío Toño la llevó a una casa que compartía con otras niñas. Nunca la llevo a la escuela, ni se le permitía salir de la casa. pronto empezó a condicionarle la comida a jugar con él. No había contacto sexual, sólo la tocaba, hacía que lo tocara y le tomaba fotos.
Sonia siguió en la casa hasta cumplir los 10 años, cuando la invitaron a su primera fiesta en una casa por la salida a Cuernavaca. Ahí la subastaron, el ganador fue “un señor que se veía muy importante; todos le decían diputado”. Éste se la llevó a un cuarto aparte. Su vida durante el siguiente año transcurrió entre la casa abovedada y las fiestas, único punto de contacto de las niñas con el mundo exterior.
Pero los clientes exclusivos dejaron de buscarla y tío Toño la llevó a una nueva casa, ésta en el barrio de Tepito, dónde reside aún. Ahí fue obligada a hacer la calle. Ni pensar en escapar o cambiar de vida; el tío Toño fue muy claro al respecto, “si me voy, va a ir por mis hermanos”, dice Sonia mientras juega con la pulsera barata que adorna su muñeca izquierda.

De acuerdo a un estudio de Casa Alianza México, los caminos de la pornografía y la prostitución infantil en el país empiezan en las zonas más marginadas de Chiapas y Guerrero (principalmente, pero bien podría ser cualquier zona pobre de cualquier estado). Ahí las niñas y niños son enganchados a través de falsas promesas de estudio por personas que se presentan como respetables y “preocupadas por el bienestar de los menores y sus familias” (en la minoría de los casos, son directamente comprados).
El destino final de estos niños, señalan datos proporcionados por Laura Martínez, Directora de la Asociación Integral para el Desarrollo de Personas Violadas AC (ADIVAC), son centros turísticos como Acapulco o Cancún, la ciudad de México, Puebla y ciudades de la frontera Norte en Sonora, Chihuahua y Baja California. Eso cuando no engrosan el tráfico internacional, llegando a casa de masajes en algún país europeo, principalmente en las exrepúblicas soviéticas.

Las cabezas de la hidra
No se trata, por supuesto, de una organización mafiosa tipo El Padrino, donde un solo rostro aparece como responsable de todo, en ello coinciden las asociaciones civiles y las autoridades encargadas de perseguir este delito. Para la Fiscal Especial de la PGR, queda escrito, se trata de una red de redes, cuyas extensiones llegan hasta el narco y el tráfico de órganos.
Sus tentáculos, según Casa Alianza y ADIVAC, llegan hasta el poder público, pues no se explica la proliferación y virtual impunidad de estos grupos, sin la protección de las autoridades a todos los niveles.
El peligro es, se precisa, suponer que con la detención de una persona y la detección de unas cuantas autoridades coludidas con ella, como el caso del pederasta Succar Kurí y la exhibición de sus nexos con personalidades como Mario Marín, gobernador de Puebla y Miguel Ángel Yunes, actual asesor de seguridad pública del Gobierno federal, basta para detener el fenómeno.
De sí son un paso importante, pero no suficiente; “es necesario emprender campañas de concientización y, sobre todo, que las leyes existentes en la materia se apliquen”; concluye Miguel Ángel Peláez de Casa Alianza México.


Continuará...

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5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Lydia Cacho habló de ello en un libro (creo que se llama "Los demonios del Edén" o algo así) y la secuestraron... desgraciadamente, esto ocurre en muchos países, aunque ciertamente en México, el peso de la ley no recae igual sobre todos. La justicia no es ciega cuando hay billete.

Saludos desde Madrid

2:49 a.m.  
Anonymous Anónimo said...

Como se puede robar la vida a un niño. Jamás lo comprenderé.

Besos

1:37 p.m.  
Blogger Necio Hutopo said...

Justamente sobre el caso de Lidya Cacho se habla en la cuarta entrega de este reportaje... Sobre las "razones" de los pederasta se hablará en la siguiente, principalmente porque sólo entendiéndolos (que no justificándolos)se puede combatirlos...

11:28 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Continuará... - NO , no quiero que continue, es repugnante, indignante y vergonzoso que se sigan haciendo cosas así, y todo por el jodido dinero que es capaz de comprar vidas robadas.

Este mundo me da asco, me repugna, esa niña (y otros tantos millones como ella) tienen derecho a crecer como lo que son : NIÑOS.

Simplemente abominable.

3:05 p.m.  
Blogger LA CASA ENCENDIDA said...

Mario, sólo te puedo decir que estoy helada, literalmente helada.
Gracias de nuevo, Doy gracias por que haya personas que tengan el valor de hablar de todo esto.
Besitos muchos.
nani

2:42 a.m.  

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