PornWeek 2022
ASUNTOS DE TRÁFICO
Sabe que sueña.
Conduce
sobre una autopista que es, al mismo tiempo, desconocida y completamente
familiar; un poco como si fuera todos los caminos que ha recorrido a lo largo
de su vida... “Han sido tan pocos” piensa en el sueño.
De
pronto siente el golpe de la tela en la nuca.
Sin
apartar la vista de la carretera que es, al mismo tiempo, una especie de camino
rural abandonado y una autopista solitaria, toma aquello que le golpeó; ropa
interior femenina con encaje, de color vino y tamaño más bien juvenil, aunque
con un corte algo conservador. Le parece familiar.
Voltea.
Lo primero que le llama la atención es el
gato; amarillo y atigrado, con enormes y profundos ojos azules... Lo sabe
porque es un sueño, aunque en realidad no alcanza a verlos.
La
ve.
Ella
está desnuda, recostada en el asiento trasero y sosteniendo una tira
ridículamente larga de condones. El gato se haya recostado entre sus piernas
abiertas, muy cerca de su sexo, mirando el corto vello.
La
conoce, no sólo porque sea un sueño; sabe quién es ella, su historia, nombre y
aficiones. Conoce los lunares de su rostro y los pliegues de su vientre... Le
sonríe y ella sonríe en respuesta, invitándole.
Se
estaciona al lado del camino y, porque es un sueño, se encuentra en un enorme
estacionamiento vacío.
Ella lleva su pene a la boca para colocarle
el condón con los labios.
No
debería ser posible, el auto es demasiado pequeño para que dos personas estén
en esa posición en el asiento trasero; ya era difícil que ella y el gato se
recostaran ahí al mismo tiempo.
En
completa excitación y con el condón en su sitio, la atrae hacia su boca. Se
besan y siente sus pequeños senos presionando contra su pecho. Enreda sus dedos
entre su cabello y su otra mano acaricia su espalda, las manos de ella rodean
su cuello. El gato les observa desde el respaldo del asiento del copiloto.
La
toma por las caderas.
Ella
se eleva, sonríe y el lunar sobre su labio se agita un poco. Con un movimiento
de su cadera, lleva el pene al interior de su sexo.
Y,
porque es un sueño, ahora ella está recostada sobre su pecho en el asiento
trasero. Ríe un poco mientras gime al ser penetrada, en parte porque las
caricias sobre su espalda y glúteos le provocan un poco de cosquillas. La toma
de los glúteos y con un dedo masajea alrededor de su ano. Ella ríe.
Y,
porque es un sueño, ahora están afuera del auto.
Ella
se recuesta sobre el cofre y con sus manos separa su glúteos, invitante. Con la
punta del pene rosa su ano que se agita un poco... Empuja.
Se despierta.
Siente
la humedad que mancha su ropa interior con encaje, color vino y de tamaño
juvenil, aunque de corte algo conservador... “Fue un sueño raro”, se dice
mientras se recuesta tratando de reconciliar el sueño.
Una
risita tímida se le escapa mientras sonríe.
Duerme.
Mario
Stalin Rodríguez
Etiquetas: 12 Uvas, Entrada programada, off topic, tratado sobre la necedad
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