Los Falsificadores de la Democracia 20
LOS NOVOTES
Paradoja
que resulta un chiste, porque no hay tal paradoja; tanto la derecha que se
reconoce como tal, como la derecha que se disfraza de “verdadera izquierda”
saben perfectamente a qué se están oponiendo y no es a su sueño húmedo de que
el tabasqueño no termine su periodo presidencial, sino a lo que la
normalización de las consultas populares promete para sus aspiraciones de
volver al poder.
Al contrario de lo que un día sí y otro
también se repite desde la opinocracia de los medios de mierda, las figuras de
la derechiza y los sagaces analistas de la “verdadera izquierda”, la consulta
del 10 de Abril no es un ejercicio para medir la popularidad obradorista, ni
para preparar la maquinaria electoral morenista en vistas de las elecciones
locales de este año o las federales de 2024.
La
aceptación de López Obrador se ha mantenido en los mismos altos niveles durante
toda su administración, a pesar de pandemias y de la constante campaña de
golpeteo y noticias falsas y es evidente que, independientemente del número
total de votantes, la opción para que continúe en el puesto será la ganadora en
el ejercicio del Domingo.
Y
algo muy raro tendría que pasar para que las tendencias electorales de este año
y el 2024, favorables a MORENA, revirtieran a favor de la derecha en cualquiera
de sus máscaras (ya sea la alianza PRI-PAN-PRD o les impresentables de Movimiento
Ciudadano, porque la “verdadera izquierda” no se mancha las manos participando
en procesos electorales).
Pero,
si el resultado es tan previsible, ¿por qué se insiste tanto en la realización
del ejercicio?
En parte, la consulta es una forma de
calificar al INE y a sus salientes consejeros electorales.
El
INE le falló a la derecha en 2018, cuando orquestó junto a las dirigencias del
PRI, PAN y PRD un fraude que favorecería a Ricardo Anaya (las dos candidaturas “independientes”
eran tan ridículas, que ni siquiera fueron parte de las negociaciones, sino un
mero espectáculo distractor). Fue sólo la masiva participación popular a favor
de López Obrador lo que hizo imposible que éste se llevara a cabo (aunque el
fraude se seguía fraguando hasta que el candidato del PRI, temiendo que sería
traicionado por sus “aliados” y que su cabeza sería la ofrecida para calmar las
previsibles protestas, decidió reconocer el triunfo del tabasqueño, obligando a
la autoridad electoral a reconocer la tendencia irreversible a favor del
candidato morenista y al candidato PANista a hacer lo propio).
El
INE le falló a la derecha en 2021, cuando a pesar de cambiar los criterios de
asignación de diputaciones plurinominales a mitad de la campaña, no logró que
la frágil alianza del PRI, PAN y PRD lograra siquiera la mayoría simple (no
digamos ya la calificada) en la Cámara de Diputados (y quedaron muy lejos,
incluso sumando a les legisladores de Movimiento Ciudadano), llevándoles hasta
a perder 11 de las 15 gubernaturas que estuvieron en juego aquel año.
Y
INE le está fallando a la derecha este 2022, cuando a pesar de utilizar todas
las herramientas a su disposición y no pocos movimientos francamente ilegales,
no logró parar, o al menos retrasar hasta después de los comicios locales, la Consulta
Popular.
En
esta lógica, el lograr una participación masiva en la Consulta por la
Revocación de Mandato es un paso para la construcción de una autoridad
electoral realmente independiente que deje de pactar con la derecha (proceso
que pasa, necesariamente, por la salida del mirreycito Córdova y de su compinche
Murayama, quienes llegaron a sus puestos gracias a la derecha).
De la participación masiva en la consulta
también depende, nadie se sorprenda, el voto del PRI ante las reformas obradoristas
que serán votadas en el congreso de la unión (empezando por la energética y
pasando por la electoral, entre otras), no tanto porque duden de la aceptación
obradorista, sino para medir el nivel de descontento popular que podría acarrearle
el votar en contra de éstas.
Es
decir; más que el futuro electoral de MORENA o la aceptación real de sus aliados
de la derecha (que, como se vio en la fallida manifestación anticonsulta, ésta
resulta ser realmente ridícula), el PRI ve en la participación en el ejercicio
del Domingo una previsión de su destino. Si ésta llegara a ser masiva, el votar
en contra de las reformas obradoristas le auguraría una bajísima votación en
los procesos por venir.
De todo lo anterior y otros aspectos que
quedan por profundizar (como los destinos de lacras comunicacionales del tipo
de Loret de Mola o Chumel Torres y de las granjitas de bots de la derecha en
redes sociales), se deduce la importancia de lograr una participación masiva en
la Consulta Popular de Revocación de Mandato.
Sobre
todo para afinar un instrumento que, en un futuro no deseable, podría ser
utilizado para remover de la presidencia a un nuevo Calderón o Peña Nieto.
Mario
Stalin Rodríguez
Etiquetas: Apuntes sobre periodismo, Opinión, virus informáticos
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