miércoles, abril 06, 2022

Los Falsificadores de la Democracia 20

 LOS NOVOTES

De la Consulta Popular y sus Malquerientes

 Es sólo desde una visión irónica que se señala la paradoja de que quienes, ya sea desde la derecha o la “verdadera izquierda”, han exigido la renuncia de López Obrador a la presidencia desde el primer día de su administración (e incluso desde que se conociera su triunfo en 2018 o antes, desde la campaña electoral de aquel año), sean ahora quienes llaman a boicotear la Consulta Popular en cuyo origen está, justamente, la revocación del mandato.

            Paradoja que resulta un chiste, porque no hay tal paradoja; tanto la derecha que se reconoce como tal, como la derecha que se disfraza de “verdadera izquierda” saben perfectamente a qué se están oponiendo y no es a su sueño húmedo de que el tabasqueño no termine su periodo presidencial, sino a lo que la normalización de las consultas populares promete para sus aspiraciones de volver al poder.

 

Al contrario de lo que un día sí y otro también se repite desde la opinocracia de los medios de mierda, las figuras de la derechiza y los sagaces analistas de la “verdadera izquierda”, la consulta del 10 de Abril no es un ejercicio para medir la popularidad obradorista, ni para preparar la maquinaria electoral morenista en vistas de las elecciones locales de este año o las federales de 2024.

            La aceptación de López Obrador se ha mantenido en los mismos altos niveles durante toda su administración, a pesar de pandemias y de la constante campaña de golpeteo y noticias falsas y es evidente que, independientemente del número total de votantes, la opción para que continúe en el puesto será la ganadora en el ejercicio del Domingo.

            Y algo muy raro tendría que pasar para que las tendencias electorales de este año y el 2024, favorables a MORENA, revirtieran a favor de la derecha en cualquiera de sus máscaras (ya sea la alianza PRI-PAN-PRD o les impresentables de Movimiento Ciudadano, porque la “verdadera izquierda” no se mancha las manos participando en procesos electorales).

            Pero, si el resultado es tan previsible, ¿por qué se insiste tanto en la realización del ejercicio?

 

En parte, la consulta es una forma de calificar al INE y a sus salientes consejeros electorales.

            El INE le falló a la derecha en 2018, cuando orquestó junto a las dirigencias del PRI, PAN y PRD un fraude que favorecería a Ricardo Anaya (las dos candidaturas “independientes” eran tan ridículas, que ni siquiera fueron parte de las negociaciones, sino un mero espectáculo distractor). Fue sólo la masiva participación popular a favor de López Obrador lo que hizo imposible que éste se llevara a cabo (aunque el fraude se seguía fraguando hasta que el candidato del PRI, temiendo que sería traicionado por sus “aliados” y que su cabeza sería la ofrecida para calmar las previsibles protestas, decidió reconocer el triunfo del tabasqueño, obligando a la autoridad electoral a reconocer la tendencia irreversible a favor del candidato morenista y al candidato PANista a hacer lo propio).

            El INE le falló a la derecha en 2021, cuando a pesar de cambiar los criterios de asignación de diputaciones plurinominales a mitad de la campaña, no logró que la frágil alianza del PRI, PAN y PRD lograra siquiera la mayoría simple (no digamos ya la calificada) en la Cámara de Diputados (y quedaron muy lejos, incluso sumando a les legisladores de Movimiento Ciudadano), llevándoles hasta a perder 11 de las 15 gubernaturas que estuvieron en juego aquel año.

            Y INE le está fallando a la derecha este 2022, cuando a pesar de utilizar todas las herramientas a su disposición y no pocos movimientos francamente ilegales, no logró parar, o al menos retrasar hasta después de los comicios locales, la Consulta Popular.

            En esta lógica, el lograr una participación masiva en la Consulta por la Revocación de Mandato es un paso para la construcción de una autoridad electoral realmente independiente que deje de pactar con la derecha (proceso que pasa, necesariamente, por la salida del mirreycito Córdova y de su compinche Murayama, quienes llegaron a sus puestos gracias a la derecha).

 

De la participación masiva en la consulta también depende, nadie se sorprenda, el voto del PRI ante las reformas obradoristas que serán votadas en el congreso de la unión (empezando por la energética y pasando por la electoral, entre otras), no tanto porque duden de la aceptación obradorista, sino para medir el nivel de descontento popular que podría acarrearle el votar en contra de éstas.

            Es decir; más que el futuro electoral de MORENA o la aceptación real de sus aliados de la derecha (que, como se vio en la fallida manifestación anticonsulta, ésta resulta ser realmente ridícula), el PRI ve en la participación en el ejercicio del Domingo una previsión de su destino. Si ésta llegara a ser masiva, el votar en contra de las reformas obradoristas le auguraría una bajísima votación en los procesos por venir.

 

De todo lo anterior y otros aspectos que quedan por profundizar (como los destinos de lacras comunicacionales del tipo de Loret de Mola o Chumel Torres y de las granjitas de bots de la derecha en redes sociales), se deduce la importancia de lograr una participación masiva en la Consulta Popular de Revocación de Mandato.

            Sobre todo para afinar un instrumento que, en un futuro no deseable, podría ser utilizado para remover de la presidencia a un nuevo Calderón o Peña Nieto.

 

Mario Stalin Rodríguez

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