Los Falsificadores de la Democracia 18
SATURACIÓN
En realidad, el constante bombardeo de
noticias falsas y la insistente repetición de éstas a través de medios y
legiones de cuentas bot en redes sociales, no tiene por función principal el
convencer a nadie que no estuviera ya previamente convencido.
Es
decir; no se pretende que alguien realmente crea mentiras tan evidentes como el
supuesto victimismo de Rosario Robles o la inocencia de Ricardo Anaya, sino que
simplemente intentan contaminar el debate público hasta hacerlo francamente
imposible.
Llevan
tiempo haciéndolo en prácticamente cualquier ámbito del debate público, pero se
vio acrecentado en la campaña electoral de 2018 con la llamada “Operación Berlín”
(no por la ciudad europea, sino por la calle de la alcaldía Coyoacán de la
CDMX, en la que se encontraba el centro neurálgico de ésta), implementada por
Enrique Krauze por encargo de grupos empresariales cercanos a los partidos PRI
y PAN.
Y,
aunque formalmente aquel grupo fue disuelto tras su fracaso en impedir el triunfo
del obradorismo, la estrategia continuó durante el periodo de transición y ha
seguido durante toda la actual administración, si bien no de manera tan centralizada
con grupos distintos (aunque con múltiples puntos de contacto) encargados de “viralizar”
los contenidos de Latinus, Chumel Torres, MilenioTV, Imagen Televisión, el
Universal, el Reforma y etcétera.
En
un principio ésta atomización les jugó en contra, ya que los montajes de cada
grupo se enfrentaban a los montajes de los otros grupos, generando muchísimo
ruido mediático, pero no una narrativa unificada que les permitiera sacar
provecho de éste.
Ello
cambió en Enero de 2019, cuando lograron coordinar los mensajes para crear un
falso “desabasto de gasolina”, que provocó una intensa aunque efímera crisis
social. Lo que sería el único “éxito” de la estrategia hasta el momento, duró
únicamente poco más de siete días y, al final, les resultó hasta
contraproducente, ya que lo sucedido pudo ser usado por el gobierno federal para
reafirmar la necesidad de recuperar la autosuficiencia en la refinación de
combustibles, a través del fortalecimiento de PEMEX.
Pero,
a pesar del efímero “éxito” y el evidente traspíe, antes que reconsiderar la
estrategia; se fortalecieron los grupos de bots en redes sociales y la
coordinación entre estos.
Lo
cual se hizo evidente tras el estallido de la pandemia a inicios de 2020, con
la repetición hasta el hartazgo de mentiras tan evidentes y pueriles como la
supuesta “oposición” de las autoridades sanitarias al empleo de cubrebocas
(cuyo uso fue recomendado por éstas desde los primeros lineamientos oficiales),
la idea falsa de que el Presidente pretendía “detener” la pandemia con “amuletos”
(cuando lo único que hizo fue agradecer el regalo de dos escapularios que una
mujer mayor le había hecho durante una gira), la falaz narrativa de que el gobierno
federal escondía las muertes por COVID haciéndolas pasar por “neumonías
atípicas” y un etcétera tan largo como un brazo, que culminó con la aparición
del infame panfleto firmado por la odontóloga por Harvard y la aún repetida
estupidez de que la Secretaría de Salud “no quiere vacunar a los niños”.
Todas
ellas mentiras evidentes que pueden ser fácilmente desmontadas, pero cuya
repetición constante contamina el debate público, al grado de que es imposible
abordar el tema del desarrollo de la pandemia en México, sin que alguna o más de
una de ellas, sea mencionada... Porque esa es su función, no convencer a nadie
que no creyera ya previamente en tales falsedades, sino contaminar el debate
público para hacer imposible que éste sea racional.
Y
lo mismo ocurre con cada evidente mentira que se dice en cada ámbito de la vida
política del país, ya sea sobre bienes raíces texanos, “inundaciones” en donde
se construye la refinería de Dos Bocas, la puesta en marcha del Tren Maya, la “inviabilidad”
del aeropuerto Felipe Ángeles, lo “expropiatorio” de la Reforma Energética, el
supuesto “ataque” presidencial a los feminismos, la academia o el gremio periodístico
y etcéteras varios, que llegan hasta “pronunciamientos” del Parlamento Europeo.
Mentiras
y más mentiras que no convencen a nadie que no estuviera ya previamente
convencido, pero que contaminan el debate público a tal nivel que hacen
imposible que éste se presente de manera racional.
Mentiras
que son repetidas como si fueran notas verdaderas y, después, instaladas en el
debate público incluso cuando ya fueron desmentidas, a través de “memes” (que
nunca son “sólo memes”) que siguen reproduciendo hasta el hartazgo tales
falsedades.
Y
el hartazgo es el objetivo final de todo esto; generar un debate público tan
contaminado que desincentive la participación popular en los procesos por
venir.
Ello
les funcionó muy limitadamente en las elecciones de 2021, en las que lograron
conseguir nueve alcaldías de la CDMX, pero no controlar el congreso local ni
obtener una mayoría en el federal, además de perder la mayoría de las
gubernaturas estatales en juego.
Porque
la participación popular es su enemigo, en 2018 fue sólo la inusitada y masiva
votación a favor de Obrador, lo que impidió un fraude que ya estaba pactado con
el árbitro electoral para declarar “ganador por estrecho margen” al candidato
PANista.
Y
por ello contaminan el debate público, para alejar a la gente. Por ello han
intentado con todas sus fuerzas y el apoyo del árbitro electoral, el que el
ejercicio de Revocación de Mandato fracasé o no llegue a realizarse, porque la
participación popular es su enemigo.
Por
ello es necesario desmontar cada vez las mentiras con las que pretenden
contaminar el debate público y por ello es necesario señalar cada vez a sus
prepetradores. No “entrar en debates con ellos”, sólo señalarlos como lo que
son; difusores de mentiras.
Mario
Stalin Rodríguez
Etiquetas: Apuntes sobre periodismo, Opinión, tratado sobre la necedad, virus informáticos
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