POR LOS CAMINOS DEL SUR
VÁMONOS PARA GUERRERO
Consigna por los 43 desaparecidos
Tixtla, Guerrero, tarde. El auditorio de la Normal Rural Isidro Burgos se
va llenando poco a poco, están los trabajadores Administrativos, Técnicos y
Manuales de la Organización Nacional INAH,
algunos estudiantes de los que viven en el internado de la escuela, actualmente
en temporada vacacional y, sobre todo, los padres de los 43 normalistas
desaparecidos en los hechos del 26 y 27 de Septiembre del año pasado.
El motivo de la reunión es
tan simple como entregarles el apoyo que, solidariamente, los trabajadores del
INAH recaudaron para ellos. El motivo de la reunión es tan complicado como
venir a sumar nuestro apoyo a su lucha, para mantenerlos en píe, para seguir
buscando, para sumarnos a su caminar hasta no encontrarlos.
En busca de 43 luceros
El viaje inició temprano, tanto que muchos, la mayoría, llegaron a la cita
sin nada más que un tamal con su respectivo atole no en el estómago, sino en
una bolsa en la mano.
Inició temprano, sí, pero
no tanto como debería. Entre organizar la logística del viaje y esperar a los
rezagados, el camión salió con una hora de retraso, lo que tal vez no suene a
demasiado, pero sí lo es cuando se considera un viaje de casi 300 kilómetros
por las siempre impredecibles carreteras de México. Tanto más, porque había
compañeros esperándonos en el camino y porque allá lejos, en Guerrero, nos
esperaban los padres de los 43 luceros.
Será, tal vez, por eso que
se decidió no hacer un alto para comer en el camino y dirigirnos directamente a
nuestro destino.
No fue fácil llegar a este día, en parte por las dificultades propias de
organizar la recaudación y en parte porque se atravesó el proceso del cambio de
Comité Ejecutivo de la D-III-24 y un muy complicado proceso electoral en
Guerrero.
Fue difícil llegar a este
día, en parte porque el ambiente del país no es el más tranquilo y la política
del Gobierno Federal pareciera ser echar gasolina al fuego a través de la
represión y el enfrentamiento.
No, no fue fácil llegar a
este día... Pero aquí estamos, es el 22
de Julio y los caminos del Sur esperan.
A lo largo del trayecto se fueron sumando compañeros de Morelos y, casi al
final, del propio estado de Guerrero, hasta llegar a ser poco más de 40
compañeros.
La llegada no fue directa,
justo en la desviación a Tixtla se había instalado un retén de la Policía
Federal, por lo que se decidió esperar a unos metros por una comitiva de los
padres de familia, quienes llegaron por nosotros acompañados de algunos
miembros de la prensa para conducirnos, tras poco más de cinco horas de
trayecto, finalmente a la Normal Rural Isidro Burgos.
Del nahuatl “Río de Tortuguitas” (Ayotl-Tortuga
o calabaza, Tli o i-diminutivo y Apan-río), Ayotzinapa es una comunidad de apenas 84 habitantes,
absorbida en los hechos por Tixtla en Iguala, Guerrero. Cuna de grandes
luchadores sociales como fue Vicente Guerrero y, en tiempos más recientes,
Lucio Cabañas y Genaro Vázquez, ambos, por cierto, egresados de la Normal Rural
Isidro Burgos.
Ahí nos recibieron los
padres de los desaparecidos, en la cancha techada. Ahí nos recibieron ellos,
muchos sin estudios o prácticamente analfabetos, padres de los futuros maestros
desaparecidos. Ahí nos recibieron ellos, de los más pobres entre los pobres y
también los más hospitalarios.
El pueblo unido, jamás será vencido
No quisieron recibir el apoyo inmediatamente, después
de abrir las puertas y darnos la bienvenida entre consignas, nos invitaron a
comer; “primero descansen, coman, convivan un poco. Hablen con los padres y los
muchachos, conozcan un poco de la escuela, ya después lo demás”, nos dijo el
vocero de los padres de familia.
No fue una gran comida, un
poco de arroz blanco, unos fríjoles negros y chicharrón en salsa roja con el
picor guerrerense, acompañado todo por tortillas y agua de horchata con hielos
que, con el calor y el largo camino, se agradecían. No, no fue una gran comida,
pero fue generosa; dada y recibida desde el corazón y la solidaridad.
En la cancha se colocaron
los pupitres que ocuparan los 43 desaparecidos, cada uno con la foto de quien
ahora está ausente, con sus útiles escolares y su ropa. Cada uno con una
pequeña tortuga de papel maché.
Alrededor, colgadas de las
columnas que sujetan el techo, las mantas de apoyo al movimiento, de Chapingo,
de la UAEM, de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, de la UPN y,
ahora, la de la Organización Nacional de los trabajadores ATM del INAH...
Organizaciones tan distintas, personas tan diversas y todos hermanos;
compañeros de un mismo camino.
Mientras la comida estaba
lista y durante ésta, pudimos escuchar a algunos de los padres de familia; “Soy
albañil, apenas y sé leer, pero con mi trabajo sostenía a mi chavo, para que
estudiara, para que tuviera las oportunidades que yo nunca tuve”. “Nunca antes
me había metido en estas cosas, no sabía nada de marchas ni de protestas. Pero
ahora, ya ve, con lo que le hicieron a mi hijo, me queda claro que este
gobierno no va a hacer nada si nosotros no lo obligamos”...
Después nos dirigimos al
auditorio de la escuela, ahí parte del Comité Ejecutivo de la D-III-24 y
algunos Secretarios Nacionales, en presencia de los trabajadores que les
acompañamos, se entregó finalmente el apoyo de $214,600.00, recaudado entre los
sindicalizados del INAH (un día de salario donado de manera voluntaria).
También se refrendó el
apoyo de nuestra organización sindical a su lucha, a fin de sumar esfuerzos y
acciones... Fue este un primer encuentro, el primer paso de un camino largo que
terminará hasta encontrar a los desaparecidos con vida y conseguir el castigo a
los culpables.
El regreso también fue largo (“¿A poco
ya se van? Si hasta les habíamos preparado un dormitorio”, se despidió
consternado uno de los padres de familia), en parte porque el día fue cansado
y, por otra parte, por las obras del Viaducto Elevado que se desarrollan en la
Carretera México-Cuernavaca y que obligan al cierre de la entrada a la ciudad
entre las 22:00 y las 06:00 horas del día siguiente.
Volvimos a la ciudad
rayando ya la medianoche. Cansados, sí... Pero nadie dijo nunca que sumar
solidaridades para el parto de un mejor mañana, fuera un paseo dominical.
Mario Stalin Rodríguez
(con el apoyo de José
Fierros, Secretario de Materia de Trabajo de la D-III-24)
Crónica realizada para la organización sindical D-III-24 con motivo de la entrega del apoyo económico recaudado entre los trabajadores afiliados a esta organización sindical y publicada en el Boletín Informativo especial número 02.
Etiquetas: Apuntes sobre periodismo, tratado sobre la necedad
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home