jueves, enero 15, 2015

JE SUIS / JE NE SUIS

Indignos e indignados... E hipócritas

“El hombre es la medida de todas las cosas, dijo el poeta.
El hombre es la medida de todas las cosas... Pequeñas, agregó el bufón”
Joan Manuel Serrat

Enero de 2015, dos hombres fuertemente armados entran a las oficinas de la revista satírica Charlie Hebdo en París. A la voz de “Alá es grande”, asesinan a 12 personas; entre ellas, seis de los principales caricaturistas de la publicación.
            Desde un principio, la hipótesis principal es que el atentado obedece a razones religiosas; una venganza por parte de yihaidistas del Estado Islámico por la constante ridiculización que los dibujantes franceses hacían de las figuras del profeta Mahoma y Alá.
            Al margen de teorías propias de novelas de misterio, que ubican al hecho como un atentado de falsa bandera y otras conspiranoías aún más estrafalarias; el escenario más probables es que, efectivamente, los atacantes lo hayan hecho siguiendo un exagerado y erróneo sentido de reivindicación frente a lo que consideraban una ofensa a su religión.
            En todo caso, y a pesar de que la rama yemenita de Al Quaeda se ha atribuido la planeación del atentado, la versión nunca podrá ser confirmada de manera fehaciente, ya que los perpetradores fueron ultimados por la policía francesa poco tiempo después del atentado.
            Y éste no es, ni remotamente, el punto final de esta historia ni la última de sus consecuencias...

Las reacciones evidentes a este hecho no se hicieron esperar.
            Pronto la frase “Je Suis Charlie” (Yo Soy Charlie) se volvió viral, acompañando reivindicaciones a la libertad de expresión y condena a cualquier intento de acallar las voces críticas de la prensa... No fue sólo una frase y no tiene un solo sentido.
            El “Je Suis Charlie” fue aprovechado por el oportunismo de siempre para señalar como únicos culpables a los terroristas, asociando, de paso, a todo lo árabe con lo musulmán y a todo el islam con el terrorismo... Omitiendo, intencionadamente, la larga historia de agravios de occidente hacia las poblaciones árabes que explican el surgimiento y crecimiento del fundamentalismo islámico.
            Lamentablemente, esta posición oportunista no se limita al patético espectáculo de los gobernantes europeos falseando su participación en una manifestación en París. Ya en Francia, Alemania, Inglaterra y España, de momento, se habla de un endurecimiento de las medidas en contra de la migración árabe y africana... Y, probablemente, de mayor control a los medios de comunicación.
            Todo ello, principalmente lo último, enmarcado bajo la bastarda frase de “Je Ne Suis Charlie”...
            Con posicionamientos que bien podrían esperarse de la derecha más recalcitrante, pero que provienen, lamentablemente, de voces tradicionalmente asociadas a la izquierda, se extiende la idea de que, finalmente, la culpa es de las víctimas.
            “Yo no soy Charlie”, dicen; “porque yo no me burlo de la religión de nadie”... “La culpa es de ellos”, dicen; “porque sabían lo que podía pasarles y siguieron publicando lo que publicaban”... Sí, la posición es equiparable a quienes culpan a la mujer violada “porque se viste provocativamente” o al joven golpeado por la policía “porque si sabe lo que puede pasarle, para qué va a las manifestaciones”.
            En el fondo del “Je Ne Suis Charlie” subyace la posición censora que pretende poner límites a la libertad de opinión... Es la misma posición de quienes en España pretende encarcelar a todos aquellos que tomen públicamente una posición medianamente cercana al independentismo vasco, por “apología del terrorismo”... Los mismos que en México pretenden ocultar la cifra real de muertes por la violencia generalizada, para “no dar una imagen desalentadora a los inversionistas”... Los mismos, sí, que lincharon mediáticamente a un triste payaso de televisión por hacer un chiste (malo, además) sobre la tragedia de la guardería ABC.
            Como si la libertad de opinión aplicara sólo a aquellas opiniones que no nos incomodan... Como si no fuera privilegio del bufón señalar cuando los dioses y emperadores van desnudos... Como si señalar la patética desnudez de unos y otros, nos impidiera, además, señalar la hipocresía de quienes adulaban el inexistente vestido, o fijarnos en el patetismo de otros dioses y emperadores.
            Una vertiente del “Je Ne Suis Charlie”, igualmente censora, pretende imponer el silencio por el chantaje; “esta indignación no es real”, dicen; “porque no mencionan a los miles de muertos en Nigeria, Palestina, Iran, Medio Oriente” o cualquier otra región geográfica... Como si la actual indignación nos cegara a la ignominia de estos otros crímenes... Como si intentar entender el por qué y la naturaleza de éste, nos impidiera entender la de los otros.
            En el fondo, la posición es la misma; “ellos se lo buscaron, porque abordaban este tema en vez de otros”, aunque los “otros temas” también hubieran sido abordados y con idéntica sorna por la publicación francesa... Al final, el chantaje también pretende imponer el silencio y parar la indignación, instándonos a aceptar la versión según la cual, el crimen es responsabilidad única de los terroristas islámicos y lo hicieron porque los de Charlie Hebdo se lo buscaron... Así, sin contexto; sin mayor explicación.
            Es decir, al final “Je Ne Suis Charlie” en cualquiera de sus vertientes, está haciendo el trabajo que los perpetradores del atentado querían y que tanto sirve a los poderosos de occidente; acallar al bufón, silenciar a los críticos, para que nadie grite que el emperador va desnudo.

Mario Stalin Rodríguez

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1 Comments:

Blogger Vichoff said...

Me ha parecido muy interesante el artículo.
Quisiera hacer una puntualización gramatical: en francés, las oraciones negativas se construyen con dos partículas, "ne" (antes del verbo) y "pas" (detrás del verbo). Por tanto, se ha de decir "je no suis pas", "nous ne marchons pas", "il n´avait pas", etc.

8:58 a.m.  

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