jueves, marzo 21, 2013

La Increíble y Triste Historia de la Cándida Coatlicue

y la Universidad Desalmada

Bueno... Pues toca post enlatado porque ando un poco demasiado metido en otras cosas... Entre ellas, que acá me embarcó en un periodo de actualizaciones diarias a fin de llegara a la última semana de Marzo y cerrar el mes con porno...


Cuando en Agosto de 1790 el virrey de Revillagigedo mandó conservar la recién descubierta escultura de la Coatlicue en la Universidad Pontificia, casi les causa un infarto a las autoridades eclesiásticas de la casa de Estudios.
            En aquel entonces (y por mucho tiempo después) la Universidad se dedicaba, principalmente, a estudios de carácter teológico y era manejada, obviamente, por autoridades eclesiásticas, mucho más interesadas en los estudios bíblicos que en la preservación de un pasado idólatra.
            Es decir; en cuanto la impresionante imagen de la diosa llegó al recinto universitario, se decidió que lo mejor que se podía hacer con aquella obra de las manos del demonio, era alejar su herética influencia de los impresionables alumnos… La enterraron en el patio más lejano y se olvidaron de su existencia.
            Pero la realidad, esa necia, encuentra la manera de colarse aún en la más elaborada de las mentiras, tanto más en la versión sostenida con alfileres de una Nueva España sin un pasado indígena (actitud que, en distintos gradiantes, se conserva aún en no pocos sectores de la sociedad*).

Alejandro de Humboldt (Alemania, 1769–1859) llegó a la Capital de la Nueva España e impresionado por la Piedra del Sol (descubierta también los trabajos de remodelación de la plaza central de la Ciudad de México, pero ésta exhibida a los píes de la torro poniente de la catedral metropolitana), quiso conocer más acerca de las culturas indígenas y su arte monumental. En aquel entonces no existía una gran tradición para estudiar el pasado indígena, por lo que la única pieza de la que se tenía noticias, además de la expuesta a los pies de la Catedral, era la oculta Coatlicue.
            Junto con las autoridades Virreinales, la Universidad planeo un falso descubrimiento de la diosa para el Conde de Humboldt. Al marcharse éste y una vez hecho público su “descubrimiento” antropológico, al clero no le quedó más remedio que dejar a la Coatlicue en exhibición y espera de sus futuras compañías, transformado así (y contra su voluntad) a la Universidad Pontificia en el primer museo antropológico de México.

Mario Stalin Rodríguez

* Recuérdese, Quetzalcoatl fue Santo Tomás** que llegó a tierras Americanas no se sabe cómo ni por qué camino, para evangelizar a los salvajes (versión muy en boga y hasta aceptada por no poco estudiosos aún a mediados del Siglo XX). Juan Diego, a la par de sus transformaciones de figuera del folclor popular a betao reconocido por la Iglesia Católica y, finalmente, santo, pasó de ser un humilde indígena a un príncipe puro de un extrañísimo pueblo de indígenas blancos y rubios; entre otros muchos ejemplos de una cristianización-occidentalización del pasado indígena.
** Corregido con Datos de la hermaneta Camila, que para eso es que se tiene una historiadora en la familia.

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2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Una pequeña corrección: Quetzalcóatl se asociaba con Santo Tomás, no San Pablo

1:26 a.m.  
Anonymous Anónimo said...

Hola Mario!
Te sigo de El Blog de Jotacé y de Adlo. Me interesaría contactar contigo ¿tienes algún mail? El mío es dcortadellas arroba latinmail punto com.
David
Abrazo!

4:59 p.m.  

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