CAMINANTES
Cada día, madre, su ausencia me pesa. Las cosas de
siempre siguen, madre; las calles y su tráfico, el trasporte público
ineficiente e insuficiente. Cada día, madre, la ciudad sigue su ritmo, ajena al
vacío que la pobla.
Camino
las calles y su tráfico, madre, vivo la ineficiencia del transporte y su
insuficiencia. Cada día sigo la ciudad, madre, consciente del vacío que pesa...
Sigo en la ciudad, madre; caminando.
No
sé si el punto al que han llegado las cosas, madre, le tendría contenta. La ciudad
sigue su camino, indiferente a las pequeñas historias de sus individuos. El
país sigue su camino, madre; pareciera a un paso del precipicio y dispuesto
darlo... Y, sin embargo, madre, hay otros caminantes.
No
sé si el punto al que han llegado las cosas, madre, la tendría contenta. Pero
estoy seguro que vería con una sonrisa a los jóvenes que salen a las calles y
las toman. Estoy seguro que vería con simpatía su creatividad, la nueva forma
en que hacen las cosas, alejándose de los profesionales del descontento, de
quienes capitalizan y se aprovechan de las protestas.
Me
parece, madre, que vería con buenos ojos a estos jóvenes y su constante
grito... Porque ellos, como usted a su edad, van aprendiendo a caminar el largo
camino hacia el mañana.
Tal
vez de esto se trate todo, madre, de caminar.
Tal
vez por eso sigo a pesar de su ausencia... Permítame corregirme; tal vez por
eso sigo, madre, con su ausencia. Porque en el caminar también está usted,
madre. Está en mi camino diario por la ciudad, si... Y también, lo sepan ellos
o no, en el caminar de estos jóvenes.
En
ellos está usted, madre, y todos los caminantes anteriores.
Ellos,
nosotros, madre, somos la suma de todos los caminantes que nos precedieron; en
sus pasos, en nuestros pasos, está también, madre, su caminar pausado... Es tal
vez por esos, madre, que cuando camino, cuando acompaño el camino de los otros
hacia un mejor mañana, siento más sus presencia y el vacío me pesa menos.
A mi madre
María Teresa Cuéllar Salinas
1950-2011
Mario Satlin Rodríguez
Septiembre de 2012
Etiquetas: in memorian, tratado sobre la necedad
1 Comments:
Y a su Sra. Madre le encantaría esto, Mario.
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