LA IMAGEN ROBADA (02)

Desde la Ley

Por supuesto, poco afecta el marco legal para los intereses de la presente investigación, nuestro punto de enfoque se centra en el consumo y apropiación de los productos mediáticos por parte del público y en la manera en que las copias ilegales de éstos afectan este proceso.
Sin embargo, dadas las complejidades del fenómeno analizado, consideramos indispensable el presentar, así sea mínimamente, la visión que las leyes y las empresas productoras y distribuidoras legales tienen del mismo.

Legalmente, la reproducción, comercialización y copia no autorizada (por cualquier medio) de las obras protegidas por la Ley Federal de Derechos de Autor (impresos, fonogramas, videogramas, programas de computadora, etc.) se considera un delito grave con penas de hasta 5 años de prisión y multas que ascienden hasta los 5,000 salarios mínimos.
La propia ley hace una distinción entre copias de autoconsumo y copias para la comercialización no autorizada. Aclarando que ambas actividades son ilegales, las penas son radicalmente distintas para cada una de ellas; para la primera consiste únicamente en el decomiso de la copia ilegal, mientras la segunda se hace acreedora de las penalizaciones arriba apuntadas.
Otra distinción que conviene tomar en cuenta es la existente entre producción, comercialización, exhibición y consumo de la piratería. Legalmente, no es imputable el comprar o intercambiar copias ilegales de las obras protegidas por Derechos de Autor, pero sí el producirlas, comercializarlas o exhibirlas con fines de lucro (en esta lógica, tampoco es imputable legalmente quien exhibe una copia ilegal al público de forma gratuita).

Para las empresas productoras y distribuidoras legales, las distinciones arriba anotadas no deberían existir; para ellas tan perjudicial es quien compra la piratería como quien la produce.
Para la Lic. Guadalupe González Valdéz, Asistente Jurídico y de Negocios de BMG/Sony México, "la piratería sí puede considerarse un difusor y abaratador de las producciones fonográficas y videográficas, pero ello no quiere decir que sea lo correcto, pues al fin y al cabo es una actividad ilegal que no paga impuestos; lo que es una pérdida también para el Estado."
Es decir, no sólo las empresas resultan perdedoras económicamente con las copias ilegales.

La piratería, queda escrito, abarata significativamente los fonogramas y videogramas; llegando a precios que no pueden ser igualados por las empresas de producción y comercialización formalmente establecidas:

Producir un disco, por ejemplo, es sumamente caro, pues detrás del artista hay productores, escenógrafos, corógrafos, diseñadores, Etc. todos los que hacen posible un disco, en el que se llega a invertir hasta un millón de pesos (cantidad que, con la piratería, es casi imposible recuperar).
Si a lo anterior se le suma la campaña publicitaría y los impuestos por los Derechos de Autor, resulta que la producción de fonogramas y videográmas es una de las actividades más caras de la industria.
Por cada disco o película original se venden seis copias piratas, ello provoca pérdidas económicas tan impresionantes que las empresas llegan a trabajar en números rojos y se ven obligadas a recortar personal.
El año pasado BMG estuvo a punto de caer en la quiebra, la única opción de salvación fue la fusión con Sony y aún así nuestras finanzas no mejoraron demasiado.

Esta, por supuesto, es la visión desde las empresas legales; pero el fenómeno tiene otros protagonistas.

Mario Stalin Rodríguez

Elaborado originalmente en 2004 con el apoyo de Leslie Farías, Miriam Montserrat Gómez, María Elena Ramírez y Tania Rinebache, se edita y actualiza por considerar que el tema aún da para más...

En dos semanas continuaremos con esto... Porque la próxima semana toca continuar con esto otro, que viene, por supuesto, desde acá... pero antes de eso, viene el Sábado y después el Martes y en ambos habra post fuera de programa... Ya está, el que avisa no es traidor.

Por lo demás y antes de que se me olvide; MUCHAS GRACIAS DON ERNESTO, no he podido tomarle una foto en forma, pero ya presumiré a su debido tiempo su regalo.