PREGUNTAS INCÓMODAS
De acuerdo a Human Right Watch, en su informe sobre el derecho a la información y libertad de expresión en el mundo, México es el segundo país más peligroso para el ejercicio del periodismo en el orbe.
Si bien esto obedece en buena medida a las presiones que distintos cárteles criminales ejerce sobre determinados medios e individuos, el principal enemigo de la libre información en México nunca han sido las organizaciones delictivas, sino el Estado.
La vocación censora del poder mexicano va desde la extorsión encubierta que es la propaganda oficial (de la que dependen en buena medida la mayor parte de los medios impresos en el país) hasta las reyertas personales de ciertos personajes públicos contra determinados medios o comunicadores.
De triste memoria son las dos botellas de coñac que Succar Kuri, empresario de origen libanés actualmente preso por pederastia, prometiera al entonces gobernador de Puebla, Mario Marín, como recompensa por la ilegal detención de la periodista Lidia Cacho.
También pueden recodarse las infantiles bravatas del exgobernador oaxaqueño, Ulises Ruiz, ante el asesinato de un periodista estadounidense a manos de las fuerzas policiales de su estado.
Considérense también las negativas de varios secretarios de Estado a conceder entrevistas a medios cuya política editorial les resulta incómoda.
Es en este marco que se inscribe el despido de la periodista Carmen Aristegui de su noticiero radiofónico. No por la risible excusa esgrimida por MVS, de una presunta “violación al código de ética periodística de la empresa”, sino por el coraje del ilegítimo ocupante de Palacio Nacional ante preguntas que le resultan incómodas.
¿Es Felipe Calderón un alcohólico? Propongo un ejercicio; analícense cronológicamente las apariciones públicas del ocupante de los Pinos a lo largo de un día de trabajo; conforme las horas avanzan el habla se le presenta más torpe y la voz suena progresivamente pastosa, la tendencia a salirse del discurso escrito es, también, mayor conforme la noche se acerca.
Aceptémoslo, no es una prueba concluyente, pero si nos atenemos a lo visto, la versión cobra sustento y la duda es, por tanto, legítima. ¿Qué pecado hay, entonces, en querer saber si quien nos lanzó a una guerra (y esas fueron sus palabras) irresponsable y mal planeada contra el narcotráfico, pudo haberlo hecho bajo los influjos del alcohol? Ninguno, salvo arrojar una sombra más sobre quien carece de la mínima legitimidad, incluso desde los muy cuestionados inicios de su mandato.
Valgan, entonces, estas líneas como muestra de solidaridad y apoyo para quien es hoy víctima del usurpador...
Si bien esto obedece en buena medida a las presiones que distintos cárteles criminales ejerce sobre determinados medios e individuos, el principal enemigo de la libre información en México nunca han sido las organizaciones delictivas, sino el Estado.
La vocación censora del poder mexicano va desde la extorsión encubierta que es la propaganda oficial (de la que dependen en buena medida la mayor parte de los medios impresos en el país) hasta las reyertas personales de ciertos personajes públicos contra determinados medios o comunicadores.
De triste memoria son las dos botellas de coñac que Succar Kuri, empresario de origen libanés actualmente preso por pederastia, prometiera al entonces gobernador de Puebla, Mario Marín, como recompensa por la ilegal detención de la periodista Lidia Cacho.
También pueden recodarse las infantiles bravatas del exgobernador oaxaqueño, Ulises Ruiz, ante el asesinato de un periodista estadounidense a manos de las fuerzas policiales de su estado.
Considérense también las negativas de varios secretarios de Estado a conceder entrevistas a medios cuya política editorial les resulta incómoda.
Es en este marco que se inscribe el despido de la periodista Carmen Aristegui de su noticiero radiofónico. No por la risible excusa esgrimida por MVS, de una presunta “violación al código de ética periodística de la empresa”, sino por el coraje del ilegítimo ocupante de Palacio Nacional ante preguntas que le resultan incómodas.
¿Es Felipe Calderón un alcohólico? Propongo un ejercicio; analícense cronológicamente las apariciones públicas del ocupante de los Pinos a lo largo de un día de trabajo; conforme las horas avanzan el habla se le presenta más torpe y la voz suena progresivamente pastosa, la tendencia a salirse del discurso escrito es, también, mayor conforme la noche se acerca.
Aceptémoslo, no es una prueba concluyente, pero si nos atenemos a lo visto, la versión cobra sustento y la duda es, por tanto, legítima. ¿Qué pecado hay, entonces, en querer saber si quien nos lanzó a una guerra (y esas fueron sus palabras) irresponsable y mal planeada contra el narcotráfico, pudo haberlo hecho bajo los influjos del alcohol? Ninguno, salvo arrojar una sombra más sobre quien carece de la mínima legitimidad, incluso desde los muy cuestionados inicios de su mandato.
Valgan, entonces, estas líneas como muestra de solidaridad y apoyo para quien es hoy víctima del usurpador...
Mario Stalin Rodríguez
En su momento y hablando de otras tierras, se dijo que el usurpador impone el silencio... Cualquier usurpador, en cualquier parte del orbe...
Etiquetas: Apuntes sobre periodismo, El Nombre de la Ignominia, El patético usurpador, tratado sobre la necedad
10 Comments:
Mario, somos muy libres de pensar todo eso que nos expones de un ser que no respeta, usurpa y además, da motivos para creer que es alcohólico.
Ya va siendo hora que estos seres se queden en casa, pero por desgracia crecen igual que las amapolas.
Por fin vengo a leerte, ya va siendo hora también, aunque te sigo a pesar de no comentar, ¡ya sabes com ando!!
Besicos muchos guapo
Ahora entiendo a qué venía eso de si te cerraban el twitter o el blog. Da igual, ni así te callarás, ni tú ni otros.
Los usurpadores siempre intentan callar, no hay forma de que aprendan de que no hay manera de hacer que todo el mundo guarde silencio.
Besos
el pobre tiene epifanias inducidas, y nosotros pagamos las consecuencias, estupendo tu apunte.
Un abrazo periodista¡
el pobre tiene epifanias inducidas, y nosotros pagamos las consecuencias, estupendo tu apunte.
Un abrazo periodista¡
el pobre tiene epifanias inducidas, y nosotros pagamos las consecuencias, estupendo tu apunte.
Un abrazo periodista¡
el pobre tiene epifanias inducidas, y nosotros pagamos las consecuencias, estupendo tu apunte.
Un abrazo periodista¡
el pobre tiene epifanias inducidas, y nosotros pagamos las consecuencias, estupendo tu apunte.
Un abrazo periodista¡
el pobre tiene epifanias inducidas, y nosotros pagamos las consecuencias, estupendo tu apunte.
Un abrazo periodista¡
Pasa en las mejores familias, y las peores. Siempre esta el tio borracho, vigilelo bien, por estos lados tenemos un precedente, un borracho nos lanzo a una absurda guerra alla por 1982.
Saludos buen hombre!!!
Hola Mario
Poco tengo que decir, por desgracia es
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