Correo Mundano (05)
México tal a tal día de tal mes de tal año
Son estas, como siempre, mis necias líneas; las frías palabras para tus ojos, no para tus oídos; porque lejos ya de tus cotidianidades me encuentro, porque no es ya mi voz compañía en tus días. Son estas, entonces, mis palabras de despedida.
No esperes de estos, mis cobardes párrafos, palabras de recriminación o culpa, no están aquí mis disculpas; sólo mi despedida.
Sería fácil y hasta cómodo decir, por ejemplo, que soy yo el culpable de todo; que mi constante necedad, mi obvia imprudencia y mi total estupidez terminaron, lógicamente, por hartarte.
Es cómodo ¿verdad? Decir, por ejemplo, que mi insistencia en incluirte en planes de los que, obviamente, no querías ser parte es sólo una de las razones existentes para el silencio que ahora reina.
Es fácil ¿verdad? Decir, por ejemplo, que parecía no creerte capaz de defenderte o solucionar tus problemas por ti misma; que, en mi estúpido afán de agradarte, fui siempre incapaz de señalar tus obvios errores. Que todo este intento de protegerte te minimizaba y terminó, obviamente, por cansarte.
Seguramente es cómodo decir, por ejemplo, que en mi gusto por tu imagen te invadía; que los constantes retratos, que las imágenes que proyectaban situaciones que en la realidad no existían eran , finalmente, sólo otra forma de minimizarte.
Sería fácil y hasta cómodo, ¿verdad? Tal vez ni siquiera sea del todo falso, pero definitivamente no es ni remotamente parte significativa de la verdad.
Más fácil y mucho más cómodo sería escribir que, finalmente, no es mi falla la que de ti me separa, que no son mis faltas el motivo de mis letras; sino que son éstas respuesta a tu distancia y a tu indeferencia.
Sería fácil y hasta cómodo escribir, por ejemplo, que finalmente fueron mis acciones siempre intentos de acercarme a tus mañanas, de ser de tu vida una parte. Que mis errores, los reales y los que solamente imaginas, fueron siempre sinceros y obedecieron a mi ignorancia; nunca a mi mala fe, nunca por hacerte daño.
Sería fácil y hasta cómodo escribir, por ejemplo, que nunca traté de imponerte nada, ni mi compañía ni reciprocidad alguna. Dejar plasmado en estos párrafos que, finalmente, intenté ser tu amigo cuando me lo pediste y dejaste en claro que no eran tus amaneceres compañía de mis desvelos. Que fue en nombre de esa amistad que intenté complacerte y regalarte sonrisas y otras necedades.
Sería fácil y hasta cómodo escribir, por ejemplo, que fue siempre tu decisión la que marcó mis distancias; que cuando amigo me llamabas tu amigo fui, que cuando mi ayuda solicitaste mi ayuda otorgué sin esperar mayor recompensa que una sonrisa. Escribir, por ejemplo, que aún en los días que mi compañía negabas también tu amigo fui y respetaba (en la medida en que me fue posible) la distancia que marcabas, que mi ayuda también otorgué cuando no la solicitaste, sin esperar mayor recompensa que una sonrisa. Escribir, por ejemplo, que muchas veces ni siquiera esa magra recompensa me fue otorgada.
Sería fácil y hasta cómodo escribir, por ejemplo, que a lo largo de todos este tiempo nunca te mentí ni intenté darte de mi una imagen que no fuera la verdad de mis días. Que a lo largo de todos este tiempo fueron tu sonrisa y tu comodidad los motivos de casi todas mis acciones.
Es decir; sería fácil y hasta cómodo hacer de estas frases una lista de agravios menores y titánicos, reales e imaginarios; hacerte responsable, en suma, de toda esta historia. Sobra decirlo; sería fácil y hasta cómodo, pero sería mentira.
Sería fácil y hasta cómodo, queda escrito y es cierto, como escrito queda y cierto es que sería mentira. Mentira porque creerlo implica creer que alguna vez esta relación se construyó, no con reciprocidad, pero sí con equilibrio y ello, por supuesto, nunca fue así.
Independientemente de nuestras personales cargas, siempre fue claro que eran desiguales; mientras en ti veía imposibles, tu en mi sólo mirabas presente y el peso de la utopía siempre será distinto a la realidad, ¿no es así?
Tal vez trataste de hacérmelo entender, no con esas palabras, pero sí en ese sentido. Tal vez no te importaba, no por indiferencia ni intencionalmente; sólo no te importaba. Tal vez; lo cierto es que, eventualmente, otras mañanas compartiste, no las mías y en otros ojos buscaste tu reflejo.
Independientemente de nuestras personales cargas, escribía, siempre fue claro que eran desiguales; mientras tu soportabas mi necia presencia yo cargué con tu indiferencia. No se trata aquí de discutir hacia qué lado la balanza se inclinaba, que cada quien juzgue para sí cuál duele más.
Sería fácil y hasta cómodo, para ti, para mi; repartir la justa culpa y decretar el castigo de la distancia y la indiferencia.
Pero, queda escrito, no es mi despedida para hacer una lista de agravios reales e imaginarios, ni son mis líneas las confesión de los pecados propios o de los que solamente imaginaste. No, al contrario; estos párrafos son para agradecerte, sí y rendirte tributo.
Tampoco esperes de éstas mis necias líneas el chantaje. No son estas palabras para decirte que sin tu imagen mis mañanas no tienen sentido; ni que desconozco la vida en tu ausencia o que, sin ti, mejor es la muerte.
No son estas frases mi chantaje, porque nunca mis líneas te han mentido y no pretendo empezar en éstas, las últimas que para tus ojos escribo.
Sé vivir sin ti, de hecho; soy muy bueno viviendo sin ti. En otras compañías sé construirme y en sábanas ajenas aprendo a despertar. Mi vida en tu ausencia es la suma de mis días y no pretendo renunciar a ellos por tu distancia.
Por el contrario, lo que realmente ignoro es cómo volver a vivir en ti; cómo conseguir de regreso tu presencia. Lo que desespero por recuperar es tu historia en mis mañanas; el imposible futuro.
Así, no esperes de mis párrafos mi chantaje. Son, queda dicho, para agradecerte; para rendirte tributo.
Agradecerte, queda escrito, por las mañanas, tardes y noches a tu lado, e incluso, por lo no pocos desvelos a la distancia. Agradecerte, queda escrito, por las pequeñas lecciones que de ti aprendí y de tu imagen aún aprehendo.
No son estas lecciones, posiblemente, las que esperabas que yo aprendiera, es decir; nunca aprendí a compartir mis días con quien no quería, sólo por el hecho de que tal vez su compañía me sirviera de algo. No aprendí (nunca lo haré) a soportar a quien no soporto sólo por una obligación mal entendida.
Por el contrario; de ti aprehendo la ternura, la amistad y sí, lo sabes bien, el deseo. Son mis recuerdos, lo que de tu imagen apropio; no pueden por tu indiferencia ni por tu distancia ser borrados.
Me quedo entonces (y por ellos te rindo tributo) con ti tempestad entre mis sábanas, la luz de tu sonrisa y la risa que no con pocos trabajos buscaba y, de vez en vez, conseguía. Me quedo con tu aroma, el sabor de tu mar salado y el reflejo del sol en tus ojos.
Me quedo, entonces, con el camino que por las circunstancias o mutua coincidencia, compartimos. Me quedo con la esperanza de que en otros mañanas nuestros destinos vuelvan a juntarse.
Me quedo, también y por qué no, con la amistad; porque tu amigo me llamo y tal seguiré siendo a pesar tuyo y precisamente por ello.
Me quedo aquí, sin irme, nunca más lejos que una llamada telefónica; porque son estas distancias tu decisión (no la mía) y porque escapar al silencio o la indiferencia no es algo que de ti me pueda separar.
Un abrazo
Mario Stalin Rodríguez
No esperes de estos, mis cobardes párrafos, palabras de recriminación o culpa, no están aquí mis disculpas; sólo mi despedida.
Sería fácil y hasta cómodo decir, por ejemplo, que soy yo el culpable de todo; que mi constante necedad, mi obvia imprudencia y mi total estupidez terminaron, lógicamente, por hartarte.
Es cómodo ¿verdad? Decir, por ejemplo, que mi insistencia en incluirte en planes de los que, obviamente, no querías ser parte es sólo una de las razones existentes para el silencio que ahora reina.
Es fácil ¿verdad? Decir, por ejemplo, que parecía no creerte capaz de defenderte o solucionar tus problemas por ti misma; que, en mi estúpido afán de agradarte, fui siempre incapaz de señalar tus obvios errores. Que todo este intento de protegerte te minimizaba y terminó, obviamente, por cansarte.
Seguramente es cómodo decir, por ejemplo, que en mi gusto por tu imagen te invadía; que los constantes retratos, que las imágenes que proyectaban situaciones que en la realidad no existían eran , finalmente, sólo otra forma de minimizarte.
Sería fácil y hasta cómodo, ¿verdad? Tal vez ni siquiera sea del todo falso, pero definitivamente no es ni remotamente parte significativa de la verdad.
Más fácil y mucho más cómodo sería escribir que, finalmente, no es mi falla la que de ti me separa, que no son mis faltas el motivo de mis letras; sino que son éstas respuesta a tu distancia y a tu indeferencia.
Sería fácil y hasta cómodo escribir, por ejemplo, que finalmente fueron mis acciones siempre intentos de acercarme a tus mañanas, de ser de tu vida una parte. Que mis errores, los reales y los que solamente imaginas, fueron siempre sinceros y obedecieron a mi ignorancia; nunca a mi mala fe, nunca por hacerte daño.
Sería fácil y hasta cómodo escribir, por ejemplo, que nunca traté de imponerte nada, ni mi compañía ni reciprocidad alguna. Dejar plasmado en estos párrafos que, finalmente, intenté ser tu amigo cuando me lo pediste y dejaste en claro que no eran tus amaneceres compañía de mis desvelos. Que fue en nombre de esa amistad que intenté complacerte y regalarte sonrisas y otras necedades.
Sería fácil y hasta cómodo escribir, por ejemplo, que fue siempre tu decisión la que marcó mis distancias; que cuando amigo me llamabas tu amigo fui, que cuando mi ayuda solicitaste mi ayuda otorgué sin esperar mayor recompensa que una sonrisa. Escribir, por ejemplo, que aún en los días que mi compañía negabas también tu amigo fui y respetaba (en la medida en que me fue posible) la distancia que marcabas, que mi ayuda también otorgué cuando no la solicitaste, sin esperar mayor recompensa que una sonrisa. Escribir, por ejemplo, que muchas veces ni siquiera esa magra recompensa me fue otorgada.
Sería fácil y hasta cómodo escribir, por ejemplo, que a lo largo de todos este tiempo nunca te mentí ni intenté darte de mi una imagen que no fuera la verdad de mis días. Que a lo largo de todos este tiempo fueron tu sonrisa y tu comodidad los motivos de casi todas mis acciones.
Es decir; sería fácil y hasta cómodo hacer de estas frases una lista de agravios menores y titánicos, reales e imaginarios; hacerte responsable, en suma, de toda esta historia. Sobra decirlo; sería fácil y hasta cómodo, pero sería mentira.
Sería fácil y hasta cómodo, queda escrito y es cierto, como escrito queda y cierto es que sería mentira. Mentira porque creerlo implica creer que alguna vez esta relación se construyó, no con reciprocidad, pero sí con equilibrio y ello, por supuesto, nunca fue así.
Independientemente de nuestras personales cargas, siempre fue claro que eran desiguales; mientras en ti veía imposibles, tu en mi sólo mirabas presente y el peso de la utopía siempre será distinto a la realidad, ¿no es así?
Tal vez trataste de hacérmelo entender, no con esas palabras, pero sí en ese sentido. Tal vez no te importaba, no por indiferencia ni intencionalmente; sólo no te importaba. Tal vez; lo cierto es que, eventualmente, otras mañanas compartiste, no las mías y en otros ojos buscaste tu reflejo.
Independientemente de nuestras personales cargas, escribía, siempre fue claro que eran desiguales; mientras tu soportabas mi necia presencia yo cargué con tu indiferencia. No se trata aquí de discutir hacia qué lado la balanza se inclinaba, que cada quien juzgue para sí cuál duele más.
Sería fácil y hasta cómodo, para ti, para mi; repartir la justa culpa y decretar el castigo de la distancia y la indiferencia.
Pero, queda escrito, no es mi despedida para hacer una lista de agravios reales e imaginarios, ni son mis líneas las confesión de los pecados propios o de los que solamente imaginaste. No, al contrario; estos párrafos son para agradecerte, sí y rendirte tributo.
Tampoco esperes de éstas mis necias líneas el chantaje. No son estas palabras para decirte que sin tu imagen mis mañanas no tienen sentido; ni que desconozco la vida en tu ausencia o que, sin ti, mejor es la muerte.
No son estas frases mi chantaje, porque nunca mis líneas te han mentido y no pretendo empezar en éstas, las últimas que para tus ojos escribo.
Sé vivir sin ti, de hecho; soy muy bueno viviendo sin ti. En otras compañías sé construirme y en sábanas ajenas aprendo a despertar. Mi vida en tu ausencia es la suma de mis días y no pretendo renunciar a ellos por tu distancia.
Por el contrario, lo que realmente ignoro es cómo volver a vivir en ti; cómo conseguir de regreso tu presencia. Lo que desespero por recuperar es tu historia en mis mañanas; el imposible futuro.
Así, no esperes de mis párrafos mi chantaje. Son, queda dicho, para agradecerte; para rendirte tributo.
Agradecerte, queda escrito, por las mañanas, tardes y noches a tu lado, e incluso, por lo no pocos desvelos a la distancia. Agradecerte, queda escrito, por las pequeñas lecciones que de ti aprendí y de tu imagen aún aprehendo.
No son estas lecciones, posiblemente, las que esperabas que yo aprendiera, es decir; nunca aprendí a compartir mis días con quien no quería, sólo por el hecho de que tal vez su compañía me sirviera de algo. No aprendí (nunca lo haré) a soportar a quien no soporto sólo por una obligación mal entendida.
Por el contrario; de ti aprehendo la ternura, la amistad y sí, lo sabes bien, el deseo. Son mis recuerdos, lo que de tu imagen apropio; no pueden por tu indiferencia ni por tu distancia ser borrados.
Me quedo entonces (y por ellos te rindo tributo) con ti tempestad entre mis sábanas, la luz de tu sonrisa y la risa que no con pocos trabajos buscaba y, de vez en vez, conseguía. Me quedo con tu aroma, el sabor de tu mar salado y el reflejo del sol en tus ojos.
Me quedo, entonces, con el camino que por las circunstancias o mutua coincidencia, compartimos. Me quedo con la esperanza de que en otros mañanas nuestros destinos vuelvan a juntarse.
Me quedo, también y por qué no, con la amistad; porque tu amigo me llamo y tal seguiré siendo a pesar tuyo y precisamente por ello.
Me quedo aquí, sin irme, nunca más lejos que una llamada telefónica; porque son estas distancias tu decisión (no la mía) y porque escapar al silencio o la indiferencia no es algo que de ti me pueda separar.
Mario Stalin Rodríguez
Séptima Uva... Regresa Nadia Nehls Martínez
P.D. Que va primero por ser la importante...
A la Gata Roma, a María, a Nani y a la compatriota, que celebraron sus cumpleaños en días recientes; el mundo es un mejor lugar porque ustedes están en él.
P.D. Que persiste
A dos años de la usurpación:
P.D. que se hace autobombo
Muchas gracias a Darkie y a Luciernago por los elogios hacia mi persona y, particularmente, hacia mis trazos... La explicación de estos halagos es el dibujo que se encuentra justo al lado de esta postdata... Los participantes en él pueden ser consultados en este PDF... Para la explicación del dibujo, mucho me temo, tendrán que leerse el blog del marciano y los casi 2,000 (o más) yoamimeparece que llevamos ya acá.
A la Gata Roma, a María, a Nani y a la compatriota, que celebraron sus cumpleaños en días recientes; el mundo es un mejor lugar porque ustedes están en él.
P.D. Que persiste
A dos años de la usurpación:
Sonríe
Seguimos en pie
Seguimos en pie
P.D. que se hace autobombo
Muchas gracias a Darkie y a Luciernago por los elogios hacia mi persona y, particularmente, hacia mis trazos... La explicación de estos halagos es el dibujo que se encuentra justo al lado de esta postdata... Los participantes en él pueden ser consultados en este PDF... Para la explicación del dibujo, mucho me temo, tendrán que leerse el blog del marciano y los casi 2,000 (o más) yoamimeparece que llevamos ya acá.
Etiquetas: 12 Uvas, Alone... Inside the shades... Without hopes, Rebeca
15 Comments:
Se agradece doble el elogio, porque si entendí bien mi género no está precisamente en el top five de popularidad por aquí.
kisu
Bueno, yo creo que el mundo es mejor porque nos encontramos con océanos de por medio..., eso si que es interesante; por lo demás, gracias por tus felicitaciones, tus mañanitas y tus noctambulidades...
Y qué puedo decirte de este texto, me gustó, tal vez más que otros; porque me suena ya más a despedida aburrida, a nostalgia con intento de superación y, eso, me agrada; me gusta que te reconozcas capaz de vivir y, me gusta que empieces a creerlo...¡si, señor! CARPE DIEM
Un beso enorme pa mi mexicanito
Iba a decir que el bastón del mago es una po***, pero visto el PDF, me temo que es redundante... ¡y aún así!
¡Magnífico dibujo!
(¿Te cascas trescientas líneas y hay que ver en qué me fijo...!)
Mario, esta carta de despedida me gusta, me gusta mucho, pero vamos por la "septima uva" y aún quedan cinco. Ojalá que para la doceava todo quede del todo sereno e incluso ya con menos esperanzas y nostalgias y más realidades y alegrias, pero lo que te decía, es una carta preciosa.
¡Que decirte de la mención a los cumpleaños! Ufff, agradecer muy mucho, es un detallazo por tu parte.
Del dibujo de abajo y lo demás escrito, ya comento cuando lo desmenuce.
Ahora te dejo con besicos muchos.
Si que suena a despedida pero poco Dices que "Se vivir sin ti "¡ No faltaria más! por muy Necio y Hutopo que seas. Lo que ya no me gusta es que le rindas tributo y estes ¿ cerca del telefono ? ¿ por si te llama ? Como dicen los jovenes de por aqui ¡Ya te vale!
El dibujo me lo miro en otro momento y te comento
He ampliado el dibujo que entiendo que lo has hecho tu y he visitado todos los enlaces que has relacionado Me he hecho los deberes pero yo soy de dos generaciones atrás solo me queda observaros desde mi artrosis neuronal
noto una manera diferente de escribir... y me gusta....
El Verano empezó y a cá no llegan ni los ratones despistados...
Compatriota. A qué género nos referimos?... Si es al femenino, cualquiera de los habituales de este blog (ya ve, yo también tengo mis habituales) podrá decirle que las mujeres no sólo son bienvenidas, sino que son (al menos una) la razón casi exclusiva de mis letras, párrafos y trazos...
María. Despedida aburrida? MI TEXTO TE PARECIÓ ABURRIDO?... Momento mientras voy a insultar por lo bajo.
Kanif. 300 Líneas? Y LAS CONTÓ TODAS?... wow
Nani. Yo, por el contrario, espero llegar a la 12ª uva con más esperanzas, con mis nostalgias intectas y con nuevas presencias...
Driada. Cerca de ella, a la distancia de una llamada... No necesariamente cerca del teléfono, que son cosas distintas.
Rendir tributo? Pues claro, somos la suma de las personas con quienes y en quienes hemos sido, negarlas y no rendir tributo es negarnos.
Farifedas. Sí, tu también me gustas...
Y ya está
Mario, eso es lo que quiero para tí,nuevas presencias...
Besicos y muchas gracias por tu extensa definición, algo de eso pretendía.
Siento mi tardanza, primero por tu dedicatoria, que pesa doble porque mientras leía el post no paraba de pensar cuanto me gustaba. Siempre he pensado que cuando se rompe, cuando una falla nos separa, hay cosas mas importantes que el rencor, o las cajas con camisetas y discos que hay que devolver… La coherencia, el saber porque se hicieron las cosas, sin echarlo a la cara, reconocer fallos y no olvidar virtudes; es la única forma medio normal para hacer estas cosas… lo de estrellar floreros en la pared es para las películas malas… Y luego viene lo que cantaba el flaco, cuando al punto final de los finales le siguen puntos suspensivos… y a veces los hay, y otras no, en forma de amistad o vaya usted a saber; es todo tan confuso y pueril que yo sola me estoy enredando escribiendo esto, y además el flaco no lo cantó, ahora recuerdo que era un poema…
En fin, que entre locos nos entendemos, y le doy mil gracias por la dedicatoria, y le deseo un buen olvido.
Kisses
vaya Necio, en primer lugar, gracias por la mención de honor en este tu blog, sobre todo en una entrada tan preciosa como lo es esta...
Aquí presentes Los Habituales del marcianoooo!!
Pues leerte en este escrito me a parecido a mi síntoma de una estabilidad, de un reencontrarte a ti mismo llamando a las cosas por su nombre.Es una buena manera de aliviar el dolor de lo que no fue vivido.
Aunque ya sabemos que a veces las cosas no son tanto por sí mismas, como la manera que tenemos de tomárnoslas.
El dolor es inevitable, pero el sufrimiento opcional.
Un besazoo
Hola precioso. Qué linda carta de amor y cuánto sentimiento hay en ella. Desde luego que podemos vivir sin alguien, siempre lo hemos hecho, pero las huellas de quienes entran en nuestras vidas ahí quedan.
Un beso muy grande, no cambies.
Don Mario:
Antes que nada (y aunque no sirvan de mucho), mil disculpas por el tiempo transcurrido sin comentar.
No ha sido intencional, sino consecuencia del trabajo que he tenido (y sí, coeditor de un nuevo suplemento de El Universal, Ideas -que, paradójicamente, aún no tiene mucha idea-, y también coeditor de las páginas de Opinión -pero, para la mala suerte de mi bolsillo, con el mismo sueldo de antes-).
Sobre su epístola, en efecto, muchas cosas (como echar culpas o mantener el silencio, la indiferencia) son más fáciles y cómodas; sin embargo, en lo personal eso de lanzar recriminaciones nunca ha sido lo mío, y creo que tampoco lo suyo. Como usted, prefiero agradecer lo vivido y aguardar por lo que venga.
Y hablando de agradecer, gracias por sus oportunos puntos de vista posteados en mi changarro; sus críticas (como aquella sobre las impresiciones que tuve en la nota sobre la Ley del ISSSTE) siempre son, y serán, bien recibidas.
Nos seguimos leyendo.
Abrazos:
Mau
Gracias a ti, hombre...
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