CONFESIÓN
Hoy lo sé; te he perdido. Hoy tu nombre es sombras, silencios; ausencias. Los lugares que ocupabas son vacíos y sólo la soledad respiro entre mis sábanas, no más tu mar salado.
Por eso te exorcizo; camino las calles que juntos conocimos y voy al cine al que fuimos, ceno donde cenábamos y, poco a poco, voy borrando tu nombre de mis trazos, tu imagen de mis párrafos... Pronto en ellos no estará más tu mar salado.
Y te borro. Amanezco entre sábanas en las que no busco ya tu tempestad y me acompaño de otras risas. Bebo de otros bosques oscuros y acaricio otros montes, no más tu mar salado.
Y te olvido... Y fracaso.
De ahí mi coraje. Porque no me es fácil olvidar tu risa cuando aún las paredes de Jericó permanecen derrumbadas. ¿Cómo olvidar tus ojos, si por ellos aún se pierden mis imperios?
Lo sé, lo sabes; basta la mínima de tus peticiones para abandonar mis diarios paisajes y volver a tus madrugadas... A veces, sólo el atisbo de un aroma te regresa a mis sueños diurnos.
De ahí mi coraje; no puedo simplemente relegar tus letras a un cajón y poner en él, para no ser recordadas, las imágenes en las que juntos estamos. No puedo desandar el camino recorrido y cumplir, en el próximo octubre, menos años que mi experiencia.
Fracaso en olvidarte y es, tal vez, porque no lo quiero.
Porque te he perdido, lo sé; lo sabes. Tu nombre es sólo sombras, silencios, ausencias... Como fue y es tu presencia esperanza que se escribe en cinco letras; mañanas por construirse.
Te he perdido, lo sé; lo sabes... Pero no te niego. Porque negarte es negarme y fingir que no soy quien soy gracias, en parte, a tu esperanza y tu vacío. Olvidarte es refugiarme en la falacia en la que nada contrasta y sólo el lugar seguro permanece; la felicidad en la que nada cambia porque nada hay para contrastarla... Y es esa, no lo dudes, una muy triste manera de ser feliz.
Por eso aún te nombro, por eso aún retrato tu nombre; por eso la esperanza en cinco letras se escribe en un deseo con doce caracteres... Por eso no te olvido y por si algún día regresas.
Por eso te exorcizo; camino las calles que juntos conocimos y voy al cine al que fuimos, ceno donde cenábamos y, poco a poco, voy borrando tu nombre de mis trazos, tu imagen de mis párrafos... Pronto en ellos no estará más tu mar salado.
Y te borro. Amanezco entre sábanas en las que no busco ya tu tempestad y me acompaño de otras risas. Bebo de otros bosques oscuros y acaricio otros montes, no más tu mar salado.
Y te olvido... Y fracaso.
Lo sé, lo sabes; basta la mínima de tus peticiones para abandonar mis diarios paisajes y volver a tus madrugadas... A veces, sólo el atisbo de un aroma te regresa a mis sueños diurnos.
De ahí mi coraje; no puedo simplemente relegar tus letras a un cajón y poner en él, para no ser recordadas, las imágenes en las que juntos estamos. No puedo desandar el camino recorrido y cumplir, en el próximo octubre, menos años que mi experiencia.
Fracaso en olvidarte y es, tal vez, porque no lo quiero.
Te he perdido, lo sé; lo sabes... Pero no te niego. Porque negarte es negarme y fingir que no soy quien soy gracias, en parte, a tu esperanza y tu vacío. Olvidarte es refugiarme en la falacia en la que nada contrasta y sólo el lugar seguro permanece; la felicidad en la que nada cambia porque nada hay para contrastarla... Y es esa, no lo dudes, una muy triste manera de ser feliz.
Por eso aún te nombro, por eso aún retrato tu nombre; por eso la esperanza en cinco letras se escribe en un deseo con doce caracteres... Por eso no te olvido y por si algún día regresas.
sexta uva... REGRESA MONSTRUA
P.D. que recibe a las visitas
Para quien a estos bits llega repetidamente, buscando el nombre de mi ausencia... Sabe que en estos párrafos no la encontrarás; sólo sus sus sombras y mi soledad... No está aquí la esperanza que se escribe en cinco letras y no son mis párrafos la forma en que puedes ocultar tu ignorancia y tu banalidad, por mucho que los copies y se los envies con tu nombre.
Para quien a estos bits llega repetidamente, buscando el nombre de mi ausencia... Sabe que en estos párrafos no la encontrarás; sólo sus sus sombras y mi soledad... No está aquí la esperanza que se escribe en cinco letras y no son mis párrafos la forma en que puedes ocultar tu ignorancia y tu banalidad, por mucho que los copies y se los envies con tu nombre.
Etiquetas: 12 Uvas, tratado sobre la necedad
11 Comments:
Hace poco, tal vez ayer, hablaba con alguien sobre esto, sobre las calles que un día se anduvieron con alguien, y lo que sucede es que la gente se va, y las calles siguen. Comienzo a andar calles viejas con alguien nuevo, y tal vez tenga un golpe de suerte esta vez, pero quien sabe…
Suerte en tu olvido, o en el fracaso de este
P.S. Si entendí bien tu P.D. es muy fuerte… vaya tela…
Llevamos media docena de uvas y las esperanza aún peremne y pidiendo a gritos que la monstrua regrese.
Esta entrada esta llena de poesía, de nostalgia y de amor.
Besicos Mario, ufff ¡cuánto llevas dentro!
Me marcho y te dejo aquí, arañando las paredes..., genial la entrada, claro, poesía pura; pero sentimientos tan tan dolorosos..., te imagino siempre oscuro y silencioso, sin sol y sin todas las sonrisas que harían falta para dibujarte mañanas tras un sueño profundo... Me encantaría regalarte serenidad, pero eso creo que sólo lo puede hacer una persona (que por cierto, no me cae demasiado bien, por si lo lee esa persona: si, ...¡no me caes bien!)jejejeje Nada más...me conecté un instante para leerte...besos mexicanito
Zaz!! osea q alguien te esta plaginado?? vaya cosa!!!
sin duda este pasa a ser (de los tuyos) mi escrito favorito...
Lástima no poder regalarte justo, justo la esperanza que tú más deseas. Lástima, en serio lo digo.
Besos
Estoy intrigada y Nani me dice que te lea , para poder entender tus dioses menores, pero creo que no es por aqui. Da igual Te seguire leyendo Ademas no sabi que los dibujos son tuyos Me gustan, y sabiendo que los haces tu MÄS
uuuffffff niño... te leo y se me oprime el corazón...describes con tanta sutileza y emotividad esos sentimientos, que tus palabras me han hecho recordar mis propías añoranzas...¿tu crees que vale la pena seguir pensando en causas perdidas... a mi es que ya me estan faltando las fuerzas hasta para eso...
Pero que no decaiga el ánimo, que dicen que no hay mal que 100 aaños dure..ni cuerpo que lo resista.
Un besoooo
Don Mario:
Hoy más que en otras ocasiones, tal vez más que nunca en lo que se refiere a sus posts acerca de "la esperanza que se escribe con cinco letras", entiendo (y comparto) los sentimientos que describe.
Cosa curiosa, mi esperanza también se escribe con cinco letras.
Un abrazo:
Mau
Fue un buen fin de semana... Un muy buen fin de semana, así que me tardé un poco en contestar, pero aquí vamos:
Gata. Si entendisté que hay alguien que llega hasta acá buscando a mi ausencia por nombre y apellido en san Google, copia mis escritos y se los reenvía con otro nombre; sí, entendisté bien. Es eso, o los dos estamos equivocados.
Nani. Dentro llevo (al menos que me equivoqué) varios kilos de órganos, entre 5 y 6 litros de sangre y no pocos huesos...
María. No sé si lo pueda hacer sólo una persona, sé que me gustaría que lo hiciera esa persona... Pero no creo que sea la única que puede.
Farifedas. Sí, o sea que alguien me está plagiando.
Nanny. No sé si necesite la esperanza que crees; sé que la quiero, pero no sé si la necesito... Además, con regalarme tus letras de vez en vez me doy por bien servido.
Driada. Lo creas o no, los dioses menores también tienen que ver un poco con ausencias y esperanzas... Ese es el problema con los anuimalitos fantásticos (como un servidor), al final, todo tiene que ver un poco con usencias y esperanzas.
Ambrosia. Vale la pena seguir pensando en causas perdidas... Incluso si nos faltan fuerzas, porque ese es el meollo del asunto; estar cansados y seguir caminando.
Don Mau. Y bueno, tengo entendido que un buen porcentaje de nombres se escriben con entre cinco y siete letras... Pero ese, supongo, no es el punto de su comentario. SI efectivamente comparte lo aquí descruito, mi solidaridad a falta de mejores recursos.
En este texto hay tanta negatividad que aunque digas que tu masoquismo no aguanta ciertas cosas, te tengo que decir que el musical de Mamma Mia alivia cierta tensiones.
Besos y sonríe.
Cuanto dolor en un texto tan soberbio. Adelante. Yo también conozco ese camino. Es duro, pero saldrás de el, poco a poco, y seguramente encontrará a alguién que te acompañe en la nueva andadura.
Un abrazo.
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