miércoles, junio 11, 2008

VERSIONES X

Desespera, mira el reloj, maldice para sus adentros, enciende otro cigarro. Así comienzan todas sus reuniones; esperándola impaciente mientras trata de ocultar la angustia y los deseos de huir. Mira sin ver, fingiendo, el periódico abierto sobre la mesa y sus ojos se dirigen, furtivos, hacia la puerta del café, deseando verla entrar, rogando para que no se presente.
Casi siempre llega, casi siempre tarde, no demasiado; sólo lo suficiente como para que la espera se torne en deseo, no tanto como para que se vuelva enojo. Antes, verla llegar era, para Héctor, una forma de dar otro color al aire... Hoy, se sorprende, no es así.
Cuando lo ve, sentado en la mesa, saludándola desde lejos, la sonrisa que ilumina su rostro se torna fría.

-Tenemos que dejar esto Héctor, sólo nos estamos haciendo daño.
-A mi también me da gusto verte.
-No es un juego, por favor deja de fingir. Tienes que dejar de preocuparte por mi, tienes que dejar de hacerme favores que no te he pedido.
-No sé de qué me hablas, no te he visto en... No sé, creo que no te he visto en años.
-Por favor Héctor, lo sabes muy bien... Es decir; me quedó sin trabajo y, de pronto, recibo una oferta del periódico en el que siempre había querido trabajar y el que nunca había querido saber nada de mis escritos, como no fueran colaboraciones externas para la sección de espectáculos. ¿No te parece demasiada coincidencia?
-Lograste entrar, te felicito. Pero sigo sin saber de qué me hablas.
-Héctor, por favor.
-Es en serio y creo que me sobreestimas o te subestimas... ¿Cómo podría yo tener nada qué ver con todo esto? Ni siquiera trabajo para ellos.
-Mira, no llevo en este trabajo tanto como tu, pero sí al menos desde que salimos de la facultad. Sé, tan bien como tu, que el nuestro es un gremio muy cerrado y las noticias vuelan rápido en él. Cómo pretendes que no me enterara que te habían ofrecido el mismo puesto al menos tres veces antes que a mi. Sí, también sé que lo rechazaste constantemente.
-No es ningún secreto. Además, creo que salieron ganando con el cambio.
-Basta ya. He charlado con Yess, ¿sabes? Fuiste la primer persona con la que habló cuando le conté que me había quedado sin empleo, lo sé.
-Lo recuerdo; según me dijo, la buscaste para pedirle que te ayudara a conseguir trabajo, de lo que fuera, en su dependencia. ¿Qué pasó? ¿Ya no fue suficiente el flamante coche de tu imbécil?
-Su nombre es Javier y no lo metas en esto.
-Perdóname; aún me es difícil recordar cada uno de los nombres de tus distintos amores eternos... En fin, será como quieras. Pero sigo sin saber de qué va todo este regaño. -Te respetan Héctor, la mayoría mucho más de lo que les gusta reconocer... Sí, también sé que la última vez que rechazaste el trabajo mencionaste mi nombre.
-Me sobreestimas.
-¿Qué quieres que piense? De pronto me veo en un puesto que no me atrevía ni a soñar, puesto que era para ti y que rechazaste mencionando mi nombre; ¿cómo quieres que no sume dos y dos?
-No sé de qué me hablas.
-¿Siempre tiene que ser así contigo? Siempre estás ahí, ayudándome no sé por qué razón, incluso cuando no te lo pido, incluso cuando no quiero que te enteres, pero siempre logras saberlo. ¿Para qué? Si ni siquiera reconoces que me ayudaste, si lo vas a negar cuando te pregunte o lo harás ver como si no fuera nada, apenas una banalidad.
-No fue para hablar de esto que te cité, mujer.

No siempre fue así. Fueron amigos, queda escrito (a veces, incluso más que amigos); se platicaban sus sueños y planes; hablaban de sus parejas y de sus enojos, de sus felicidades y soledades. Estaban ahí para darse el consejo sincero a falta del adecuado, para apoyarse con sus debidos grados.
Héctor fue, casi siempre, quien apoyaba y escuchaba. No se queja, así se construyó su relación con esta mujer de mirada ajena y sólo cambiaría el tiempo que a su lado pasó por más tiempo junto a ella.
A veces lo buscaba para pedirle ayuda, a veces se le ocultaba; casi siempre indiferente, aún en su agradecimiento. Algunas veces le sonreía sincera, sobre todo cuando le contaba de sus andanzas propias, las que realizaba fuera de su mirada, cuando le hablaba de su pareja, del trabajo de él, de los planes y mañanas que compartía con quien a su lado estaba.
La mira, reconoce cada arruga de su rostro y hasta las ojeras que pretende ocultar con, a veces, demasiado maquillaje. La mira, recorre su sonrisa y sus ojos, los lunares de su cara y cuello. La mira y ve ausencia.
A veces era él quien hablaba, casi siempre incómodo, sobre sus parejas y planes, sobre las mañanas que compartía con quien a su lado estaba. Pero esto sucedía rara vez y sus palabras eran escuetas, monosílabas; porque no eran estas las frases que deseaba decirle, no eran sus enunciados verdaderos cuando con ella hablaba, porque la verdad le quemaba, pero siempre la detenía.
Fueron amigos, queda escrito; pero eso fue antes, antes de las distancias, antes de las miradas frías. Fueron amigos, queda escrito; hoy tan solo son extraños a quienes las circunstancias, de vez en vez, se empeñan en reunir.

Mira de nuevo las fotos antes de depositar el sobre amarillo sobre la mesa, voltea hacia Héctor y da un sorbo más al chocolate.
-¿Sabes lo qué esto significa?
-No mujer, ni siquiera me lo imagino y, créeme, tu tampoco.
-¿Qué quieres de mi? -Algunas cosas es preferible no preguntarlas.
Lo mira, ya no se preocupa en fingir su sonrisa, hace mucho que junto a él no lo hace.
-Está bien, mala broma... En realidad necesito pedirte un favor, pero comprenderé que no quieras saber nada del asunto.
-Déjame decidirlo por mi cuenta.
-Pese a lo que creas, no tengo acceso a tanta información como la que necesito para comprobar algunos datos, pero tu sí, en los archivos del periódico debe haber informes que nunca publicaron; datos que fueron pasados por alto o que consideraron sin importancia; algunos nombres, de amigos y asesinos.
-Ya veo.
Guarda el sobre en la mochila que siempre lo acompaña, da un último sorbo al café y se levanta mientras extrae un billete de su cartera.
-Es bueno saber que estás bien mujer, Diana te mandaría saludos.... Si te conociera, salúdame a tu imbécil... A él, me temo, lo conozco demasiado bien.
Se aleja dejando el billete sobre la mesa, es un poco más de lo registrado en la cuenta, a penas lo suficiente para cubrir la propina y dejar algo de cambio para el cuidacoches del estacionamiento. No pretende imponer nada ni dejar en claro ningún rol, es sólo un acto inconsciente; algo que él hace siempre sin pensar.

Mientras enciende el auto Héctor se recrimina y siente, de nuevo, el dolor de la ausencia. Cierra lo ojos y la recuerda. Murmura su nombre en voz baja... Es hora de que estos párrafos bauticen a la ausencia, dándole el nombre que para sí eligió ella misma hace tanto.
-Mariana.

P.D. Que dedica
No este post, porque no tendría sentido, sino mi solidaridad y mi aprecio a Nanny (Testamento de los Miércoles), porque tiene razón, las palabras sobran pero afecto cuenta... Aún a las distancias (espero).

P.D. que se la prolonga Mundo, te presento a: e Vale la pena conocerles.

P.D. que dedica 2
Ahora sí, este post y capítulo de novela... A Fabiola, porque pese a lo que ella misma crea, pudo y aún puede ser grande... En lugar de escribirse, como fue su elección, en minúsculas.

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11 Comments:

Blogger La gata Roma said...

Favores, sin pedirlos… entiendo a Héctor, esas cosas no se hacen para que te las agradezcan, tampoco para que te las recriminen…
Kisses

3:51 a.m.  
Blogger ISABEL TEJERA CARRETERO said...

Hombre de pocas palabras este Hector Se va a manifestar o la va dejar que siga

7:50 a.m.  
Blogger LA CASA ENCENDIDA said...

Mario, ya sabes todo lo que pienso de "Versiones".
En estos cápitulos sabes que me entretengo más en los dibujos que como ya te he dicho, me encantan.
Muchos besicos primaverales.

10:17 a.m.  
Blogger Herodes Antipas said...

Siempre he pensado e intentado seguir un consejo que me dió mi padre, el dia que dejé mi casa: "Todo lo que hagas, debe ser a cambio de nada. Que salga de tí y no por interés", o si no los consejos del viejo rociero "que cada uno que llegue a tu candela, lo trates como si algo tuyo fuera".
Así veo a Hector y en cierto modo me veo a mí.
Gracias por el magnífico texto y sobre todo un honor el aparecer al final del mismo. Me vas a ruborizar....
Un fuerte abrazo.

3:43 a.m.  
Blogger ISABEL TEJERA CARRETERO said...

Mira que me cuesta llegar a ti
Creo que tengo un nombre para tu ausencia pero ¿como hago para decirtelo y no desvelar el secreto ? No veo ninguna dirección de correo por aqui. Como dices que todavia hay tiempo me gustaria participar

8:17 a.m.  
Anonymous Anónimo said...

Caramba, muchas gracias por proclamar tan buena opinión de mi casa. Pasado el sofoquín por verme recomendada, recordar que allí hay cabida para mucho más de lo que hay, que podéis llevaros hasta la tienda de campaña, que entre el blog y el foro hay sitio para todo el mundo.

Tengo aún poco tiempo y tengo apuntada la tarea de leer tus posts para coger el hilo de la historia, que aunque cada uno por sí mismo se expresa como un todo, me falta ese conocimiento de la trama en su conjunto tan necesario para comprender todo lo que nos cuentas.

Besazos.

10:00 a.m.  
Blogger Nanny Ogg (Dolo Espinosa) said...

No comento nada de Versiones que ya se sabe que fui una de las privilegiadas primeras lectoras.

Gracias por las palabras, la solidaridad y el afecto (mútuo, faltaría...).

Besos

P.S.: Olvidaba decirte que me ha encantado lo que me has contado sobre el Ratoncito Pérez. Es una historia realmente hermosa.

11:34 a.m.  
Anonymous Anónimo said...

Te voy a contar un chiste malo que me dijo un abuelete en el bar.

"Tu sabes por que se jodía Herodes?
No.
Pues entonces te jodes como Herodes"

...Es malísimo verdad? A mi tampoco me hizo ninguna gracia pero en fin..

Un Saludo.

4:03 a.m.  
Blogger Tamaruca said...

Y es que a veces, las circunstancias que rodean a las personas, cambian tanto a lo largo del tiempo... Para algunos es complicado conservar compañeros de viaje cuando nuestras vidas son como montañas rusas.

Besos, muchos :)

8:14 a.m.  
Blogger Necio Hutopo said...

Saben, estoy empezando a considerar seriamente cambiar el contador de la cabecera... Yo quiero que me diga cuántas personas han entrado a la página, no que me ofresca una guía de emprersas, pisos en madrid o video juegos...

Gata. Efectivamente, alguunas cosas las hacemos sin esperar que nos las agradezcan... pero sobre todo, sin esperar que nos las recriminen.

Driada. El capítulo (y buena parte de la novela) es sobre eso, sobvre dejar que siga, sobre dejarnos seguir.

Nani. Los dibujos fueron hechos, originalmente, para retratar la cotidianidad de una ausencia.... Aquella que inspiró a la Mariana que en el post se menciona y a cuyo nombre se dedica este capitulo.

Herodes. Gracias a ti por visitar estos bits y tomarte el tiempo de leer lo que en ellos se publica... Pero sobre todo, gracias a ti por dejarme leer lo que en los tuyos publicas.

Driada. Pues las respuesta a ello están en otra parte... Disfruta la novela.

Ilya. honor a quien honor merece y tu lo mereces... La respuesta a lo otro ha sido ya sugerida en otros bites.

Nanny. Si me tienes paciencia algún día ampliaré el asunto de los sueños, los deseos, los dientes y el rey sueño.

Juanjo. Déjame adivinar quér (o, mejor dicho; quién) inspiró tu comentario.

Tamaruca. Efectivamente, es complicado conservar compañeros de viaje... Y más complicado es, a veces, aceptar a los compañeros de viaje.

Y ya está... Tarde, pero ya está

11:37 p.m.  
Blogger jose.etxeberria said...

Yo sí que comento tarde. Los dibujos son realmente excepcionales. Del texto ya te diré. Esa última ilustración con el hutopillo dibujante es sobresaliente. Los cabellos, que siempre han sido mi cruz, los bordas.
Un abrazo.

12:02 a.m.  

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