jueves, diciembre 07, 2023

Los Falsificadores de la Democracia 43

 TORMENTAS EN EL SUR

 El no del todo inesperado triunfo de Milei en las elecciones argentinas arroja señales sobre las futuras elecciones en América Latina, aunque no necesariamente las que las derechas latinoamericanas (y en particular la mexicana) quieren ver.

            Porque al contrario de lo que imbéciles como Pablo Majluf intentan proyectar, el triunfo del estridente “outsider” no augura una “ola libertaria en Iberoamérica”, ni podría replicarse tal cual en los distintos escenarios electorales próximos en Latinoamérica.

            La victoria del abiertamente declarado fascista Milei, al igual que las de figuras similares como Jhonson en Inglaterra, Trump en USA o Bolsonaro en Brasil, se explica no tanto por sus características particulares, sino por las situaciones específicas de sus países al momento de la elección... Situaciones que, a pesar del falaz discurso mediático imperante, son muy ajenas al México actual.

            El común denominador de los “triunfos” de los payasos arriba enumerados es el desencanto de las poblaciones de sus países con la clase política previamente gobernante, motivada por una situación económica precarizante que fue exagerada por un discurso mediático servil a los intereses de ciertas derechas empresariales.

            En México, con una aprobación presidencial cercana (por arriba) al 70% y una percepción generalizada de mejora económica, sustentada en una disminución real de población en situación de pobreza y el aumento histórico del salario mínimo, este escenario difícilmente podría replicarse, incluso teniendo a la generalidad de los medios (8 de cada 10) replicando el mendaz discurso que habla de una “catástrofe económica” que absolutamente nadie fuera de esos medios ve.

            Amen de que, a pesar de un cada vez más evidentemente fallido intento de inflar mediática y artificialmente a la “candidata outsider” Xóchitl Gálvez, los constantes deslices, errores y francas pendejadas infantiles de la PANista, además de la exhibición de su no poco largo historial de corrupciones, le alejan sustancialmente de ser la “figura popular y carismática” que cada vez menos medios intentan vender.

            Al grado de que la propia opinocracia de la derecha ha tenido que aceptar, muy a su pesar, que una campaña basada en la risa idiota y nerviosa de su candidata, en su histrionismo por completo fuera de lugar y una colección de huipiles que muy pronto se demostró insuficiente para posicionarla en la conversación pública, más allá de volverla un memé ridiculizante.

            Tanto más, las propias encuestas de medios afines a la derecha (como El Universal, El Reforma o El País México) reflejan que entre más gente conoce mejor a Xóchitl Gálvez, menor es la intención de voto que la alianza opositora que la postula (cualesquiera que sea el nombre que esta semana tenga) registra.

            No, el “fenómeno Milei” difícilmente seria replicable en el México de 2024, pero la estridencia que imbéciles como Pablo Majluf han demostrado tras el triunfo del fascista argentino, la vileza creciente de voces como Denise Dresser y la insistencia de medio y periodistas “independientes” (como Animal Político y su Siubdirector de Información, Ernesto Núñez Albarrán) en repetir hasta el cansancio y a pesar de los múltiples desmentidos, las mismas notas falaces, hablan de que, de cara a 2030, la derecha intentará crear una figura parecida (mientras su objetivo en las elecciones próximas, es meramente conseguir el mayor número de curules posibles, para garantizar la impunidad del mayor número de impresentables posibles).

            Lo que significa que intentarán descarrilar por todos los medios a su disposición (entre los que se cuenta, no se duce, una PIÑAta SCJN servil a sus intereses) el proceso electoral del próximo año, a fin de deslegitimar el previsible triunfo de la candidata morenista, Claudia Sheinbaum, cuya administración estará sujeta a una campaña negra aún más vil que la que ha enfrentado López Obrador.

 

Mario Stalin Rodríguez

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