Colibrí
(Tocado y pintura corporal extraídos de estatuillas femeninas encontradas en la Isla Jaina, sitio arqueológico maya)
“No acabarán mis flores,
No
cesarán mis cantos.
Yo
cantor los elevo,
Se
reparten, se esparcen”.
Nezahuacoyotl
No
acabarán mis flores
No hay un colibrí, sino múltiples especies
de estas aves. En México habitan unas 57, 13 de las cuales son endémicas del
territorio y, de éstas últimas, 7 se encuentran en peligro de extinción.
De
ahí que no resulte extraño el que estas aves, notorias ya sea por su
plumaje, el zumbar característico de su
vuelo o el canto de algunas de las especies, fueran asociadas dentro de los
pueblos precolombinos como animales míticos.
Los
primeros vestigios asociados a estas aves se han encontrado en el área de
influencia Olmeca. Como mucho de lo relacionado con esta cultura (que se
desarrolló entre el 1200 y el 400 a.C.), sólo se puede especular sobre la
funcionalidad de las pequeñas piezas de piedra verde talladas en forma de
cabeza de colibríes.
La
hipótesis más aceptada es que estos fueran utilizados a manera de perforadores
rituales, empleados ya sea para escarificaciones o sangrados superficiales
ceremoniales. Idea que se respalda en el material empleado, ya que la piedra
verde (no necesariamente jade, pero asociada a éste) era considerada preciosa y
su empleo se restringía a usos religiosos.
Esta
asociación se refuerza por la visión que de los colibríes se tenía en algunas
culturas que, en tiempos del Preclásico, tuvieron un fuerte contacto comercial
y cultural con ésta cultura, como los mayas en el Sur-Sureste del actual
territorio mexicano y prácticamente toda Centroamérica.
Entre
estos pueblos se asociaba a los colibríes con el autosacrificio, ya que se
identificaba el acto de extraer el néctar de las flores con el proceso de
extraer la sangre mediante punciones que los nobles se realizaban a sí mismos.
En
estos pueblos, sobre todo entre los que se desarrollaron en la península de
Yucatán, se consideraba a los colibríes también como mensajeros divinos,
probablemente por lo rápido de su vuelo.
También
eran asociados a la sexualidad masculina, como puede inferirse del fragmento
que sobre el origen de estas aves del Chilam Balam de Chumayel:
“Y bajó Pzimlitec, el de los huesos verdes,
al pie de la flor, y el que es Eterno (el dios creador celeste) lo transformó
en colibrí, y entonces chupó la miel de la flor, de la flor de los nueve
pétalos, hasta lo más adentro de ella. Y entonces tomó por esposa a la flor
vacía, y salió el espíritu de la flor a vagar. Cuando se abrió el cáliz de esta
flor, el Sol estaba dentro, y en medio de ella se leía su nombre. Y sucedió que
suspiraron llenos de deseo los Trece dioses”.
Si bien el texto ya es de tiempos
coloniales y puede, por ende, mostrar una fuerte contaminación occidental o de
otros pueblos indígenas como los nahuas, algunas piezas arqueológicas parecen
confirmar este pasaje, sobre todo varias encontradas en el territorio de la
actual Guatemala, que muestran a una mujer desnuda con un colibrí estilizado colocando
el pico entre sus pechos.
Entre los pueblos del centro de lo que
actualmente es México y particularmente entre los del área de influencia
mexica, se asocia a estas aves con los guerreros, debido en parte a su relación
con el principal dios mexica, Hutzilopochtli (literalmente; Colibrí del Sur), quien naciera del
embarazo inmaculado de Coatlicue tras acunar entre sus pecho una bola de plumas
de colibrí.
Entre
los pueblos nahuas del centro de México se consideraba un augurio de protección
encontrar a estas aves entre los cultivos y su plumaje era empleado en diversas
formas de arte plumario, como el mal llamado penacho de Moctezuma.
Mario
Stalin Rodríguez
Asesor Educativo
Museo Nacional de
Antropología
Bibliografía
1988. Libro
del Chilam Balam de Chamuyel, Traducción al castellano Antonio Mediz Bolio.
Prólogo, introducción y notas Mercedes de la Garza. Secretaría de Educación
Pública--Cien de México, México.
De la Garza Mercedes, 1995, Aves Sagradas de los Mayas. Centro de
Estudios Mayas del Instituto de Investigacionnes Filológicas, Universidad
Autónoma de México –UNAM-, México.
De la Garza Mercedes, 2001, Las Aves en el Mundo Maya Prehispánico,
en “la Pintura Mural Prehispánica en México II, Area Maya Tomo III Estudios”.
Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones
Estéticas, México.
Etiquetas: Académico, Arte, La Tira de la Peregrinación
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