HORARIO DE PROTECCIÓN 00
Permítaseme la pregunta; ¿hasta dónde puede considerarse
protección, perpetuar la ignorancia? La cuestión no es ociosa y la respuesta
que a ella demos habla, no sólo de nosotros mismos, sino del tipo de sociedad
en la que vivimos y, sobre todo, el tipo de sociedad que esperamos construir.
No
es extraño, incluso en comunidades de mentalidad presuntamente abierta, que
algunos se escandalicen si se presentan imágenes que podrían considerarse, en
una visión MUY cerrada, pornográficas, ya sea por retratar el cuerpo humano
desnudo o por mostrar escenas sexuales explícitas.
Por
lo regular, estos personajes suelen esconder su puritanismo medieval, con
argumentos del tipo “la pornografía objetiviza a la mujer” o por el supuesto interés
de proteger a menores que podrían, hipotéticamente, tener acceso a estos
contenidos... En versiones moderadas, suelen solicitar que se restrinja el
acceso a estas imágenes por medio de filtros “+18” y se impida, así, su abierta
difusión... Más comúnmente, suelen solicitar que los contenidos sean removidos
y no se vuelvan a mostrar estos (o similares) NUNCA.
Los
argumentos, por supuesto, son únicamente formas rebuscadas de enmascarar la
única razón que tienen para todo ello, la cual podría resumirse en la frase “como
a mí no me gusta, nadie más debería verlo”.
Obviamente, los razonamientos como los arriba apuntados o
sus variantes, adolecen de lagunas lógicas de carácter oceánico. La primera es
la distinción, siempre arbitraria y más bien artificial, entre “pornografía”, “arte”
y “erotismo”; aceptando que el último puede ser, a su vez, lo segundo, pero que
lo primero es, per se, indeseable e incompatible con los otros dos.
Otra,
aún más absurda (si tal cosa es posible), es la creencia de que se protege al
menor, ocultándole aspectos de la realidad... Como si los lugares y foros con
filtros “+18” no fueran, justamente, algunos de los sitios preferidos de los
depredadores de menores para conseguir a sus víctimas.
Sobre
todo ello hablaremos en estos bites en las próximas semanas...
Mario Stalin rodríguez
Etiquetas: Opinión, tratado sobre la necedad
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