RABIA ACUMULADA
“Somos lo que ves,
no hay más.No busques la bestia negrade la que hablaránmañana en toda la prensa.Nos sobran motivos para protestar”Hechos Contra el DecoroLa Danza de los Nadie
La violencia desencadenada por las fuerzas federales el
pasado 1° de Diciembre tiene explicaciones diversas y claras.
Por
un lado está la obvia provocación que suponía cercar el palacio legislativo
desde una semana antes de la ceremonia de investidura, aun cuando todas las
movilizaciones anunciadas para ese día habían subrayado su carácter pacífico.
Por el otro, está la obvia labor de provocadores que, arropados por las fuerzas
de la Policía federal, dieron a ésta y a la policía capitalina el pretexto
perfecto para arremeter salvajamente contra los manifestantes.
Un
tercer factor debe ser tomado en cuenta, ni la provocación de las vallas ni la
tarea de los infiltrados habrían funcionado, sino hubieran encontrado pasto
fértil entre los manifestantes...
Contrariamente a lo que parece pensar el grupo
gobernante, la ira social se acumula y los distractores tradicionales no son
suficientes ya como válvula de escape.
Detrás
de la rabia social se encuentra seis años de una guerra que el poder no se
atreve a llamar por su nombre, pero que ha costado 60,000 muertos. Está también
una política económica que ha llevado a la mayoría de la población al borde la
miseria, aún si las cifras oficiales pretenden enmascarar este hecho a través
de matemáticas creativas.
También
está una administración, autonombrada “del empleo”, que sólo fue capaz de crear
poco menos de dos millones plazas laborales… Y eso en los optimistas cálculos
oficiales. También una reforma a als leyes laborales que, antes que fomentar el
empleo, legaliza la esclavitud y facilita el despido.
Están,
sobre todo, dos elecciones de resultados dudosos en el mejor de los casos o
claramente fraudulentos en el peor y más real de ellos. Felipe Calderón llegó a
la Presidencia a través de la descarada manipulación de los resultados
electorales, Peña Nieto lo hizo por la evidente y probada compra de votos.
Si
hace seis años las autoridades electorales tuvieron el descaro de reconocer anomalías
profundas en el conteo y computo de los votos, que, según su dicho, “no
afectaron el resultado final de la contienda”, las actuales simple y
cínicamente, ante la avalancha de pruebas, sólo han dicho que “nada pasó”.
Hace
seis años el descontento popular se volcó a las calles en la forma del platón de
Avenida Reforma… Hoy, ante los hechos, una válvula de escape similar resultaría
inútil, porque nosotros, los de entonces, ya no somos los mismo; tenemos seis
años más de rabia acumulada a cuestas...
Es de entenderse, entonces, la estrategia seguida por las
fuerzas federales; aprovechar la rabia acumulada entre los manifestantes para
pretextar su desmedida respuesta.
Escenas
que se creían relegadas al pasado tomaron nueva fuerza el 1° de Diciembre. De
nuevo la represión desmedida, el uso de gases y toletes, no como herramientas
disuasivas, sino como armas... Incluso el empleo de balas goma, prohibidas en
buena parte de los países occidentales y cuya ineficacia y peligro se han demostrado
en múltiples ocasiones en aquellos lugares en donde aún son empleadas, como en
España.
Por
supuesto, la orden de las fuerzas federales no era disolver la manifestación,
ni disuadir a los manifestantes de acercarse al palacio legislativo. No, la
orden era mucho más sencilla; provocar el mayor daño posible, para exacerbar la
ira.
Si
el papel de la Policía Federal es de suyo condenable, mucho más triste resulta
el de la policía capitalina, bajo las órdenes de un gobierno pretendidamente
democrático.
Ante
la acción clara de grupos de provocadores que, recuérdese, protegidos por las fuerzas
federales, rompieron vitrinas y realizaron robos y otros actos vandálicos en
las inmediaciones del Zócalo capitalino, la respuesta de los policías de la
ciudad fue arremeter con los manifestantes, arrestando indiscriminadamente ya
sea a quienes sólo pasaban por ahí, a quienes documentaban los hechos a
quienes, según criterios no demasiados claros, resultaban sospechosos, bajo
cargos tan absurdos como “usar botas negras”.
Si
ya todo esto resulta demasiado, más reprobable se antoja la actuación de ahora
ya exjefe del Gobierno capitalino, Marcelo Ebrad, quien sin reprobar la
actuación represiva que las fuerzas federales tomaron en la ciudad que él
gobernaba, ni tomar en cuenta la acción de grupos provocadores, simple y
llanamente condenó la afectación a comercios, al mobiliario urbano y las pintas
en el monumento a Juárez... Justificando por omisión la violencia en contra de
los manifestantes.
Finalmente, todo esto tiene una finalidad clara y es,
justamente, justificar la violencia oficial. Criminalizar la protesta,
desvirtuar la oposición y presentar a quienes no se alinean a los cada vez más
reducidos causes institucionales, como meros rebeldes sin causa, es decir;
delincuentes.
Porque
la oposición institucionalizada tampoco ha jugado un digno papel en este drama,
al día siguiente de los hechos, el líder del principal partido de izquierda, Jesús
Zambrano, se tomaba sonriente una foto dando la mano a peña Nieto y firmaba el
llamado Pacto por México, prácticamente, un cheque en blanco para que la
administración entrante realice las reformas que considere necesariasen materia
de telecomunicaciones, política económica, laboral y energética, sin encontrar
contrapeso en el Congreso...
Sea, tal vez, que este es el escenario que podría
esperarse los próximos seis años; un gobierno represor, libre de implementar
las políticas que desee por impopulares, contraproducentes o claramente
fallidas que resulten. Con una oposición que lo es sólo de nombre.
Sea,
tal vez, que este es el escenario que podría esperarse de los próximos seis
años... Su concreción no depende de la oposición institucionalizada, sino de
los movimientos del nuevo tipo, como el #YoSoy132, que han ido surgiendo a lo
largo del país.
Sí,
justamente a aquellos que se ha pretendido criminalizar... Aquellos que, en las
calles y redes sociales, van sumando la rabia, sí, pero también miradas hacia
un México distinto.
Mario Stalin Rodríguez
Etiquetas: Acciones, Apuntes sobre periodismo, El patético usurpador, tratado sobre la necedad
2 Comments:
Qué significa Hutopo!??
Hola desconocido.
"Hutopo" no significa nada, podría ser la contracción de "humano-topo", pero sería una explicación sacada de la manga.
También podría ser, en palabras de Carlos Monsiváis, alguien que cree en la necesidad de la utopía, pese a todo o precisamente por eso... Y lo cree tanto que hasta se forja su propia utopía; una con H.
Si te pones más internacional, podría ser la versión mexicana de un animalito argentino verde, húmedo de las propias lágrimas.
"Hutopo" podría ser todo eso o, simplemente, una palabra que un grupo de amigos se inventó hace ya demasiado tiempo.
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