IRA
Mis días no tienen ya tiempos muertos. Recorro mi ciudad, trabajo, leo, trabajo, escribo, trabajo, dibujo, trabajo... No, mis días no tienen ya tiempos muertos. En la mañana desayuno un café, por las tardes, a veces, me doy tiempo de comer algún bocadillo rápido, por la noche, inapetente, me obligo a comer... A veces casi cierro los ojos, pero me detengo y sigo andando y vuelvo al trabajo.
Salgo con amigos, charlo con ellos, me río... Hablamos de sus cosas, de conocidos mutuos, de la situación del país, de los caminares del mundo. A veces preguntan por mi, entonces sonrío, doy evasivas, desvío el tema... Quiero cerrar los ojos, pero me detengo y sigo andando y vuelvo a charlar.
A veces ella, que algún tiempo fue compañera intermitente en mi cama, me busca. Salgo con ella, charlo, difícilmente me río... Cada vez menos, ella intenta acercarse, entonces sonrío, desvío el rostro, cambio de tema... Ella enfurece, me habla de ausencias, traiciones, distancias; me arroja en el rostro la soledad que me imponen... Sonrío, cómo no hacerlo ante la ira de quien tan poco sabe y menos comprende... Y quiero cerrar los ojos, pero me detengo y sigo andando y vuelvo a charlar con ella y a retirarme cuando quiere acercarse.
Nuevas presencias buscan ser compañía en mis días y noches. Tal vez llamadas por un instinto de ayuda, por compasión malentendida o, sólo tal vez, por ver en mi melancolía una oportunidad, se acercan... Siempre es igual, sonrío, charlo, difícilmente me río y me alejo conforme ellas se acercan... Y quiero cerrar los ojos, pero me detengo y sigo andando.
No, mis días no tienen ya tiempos muertos... Dentro de mi, alimento la ira.
Es en las madrugadas cuando la soledad que me imponen asalta... Porque fue una madrugada en la que, después de tanto tiempo, reconocí en sus letras aquello que de mi faltaba y fue de madrugada cuando su sonrisa se transformaba en música en la noche... En las madrugadas la soledad asalta.
A veces intento dormir. Cierro los ojos y escucho su risa, su voz cantando... Cierro los ojos y veo el reflejo del sol en su cabello, los abismos de sus ojos infinitos, los lunares de su cuerpo, el vello de mi deseo... No logro dormir, sólo pienso en cuál fue mi error, dónde el pecado que me condena al silencio y la soledad; en qué me equivoqué.
Doy vueltas tratando de ahuyentar las imágenes y las dudas, me desespero. Me insulto e insulto al mundo... Intento dormir y las imágenes , las dudas, vuelven... Me desespero e, insomne, abandono las sábanas con su nombre en los labios, aquel que escribía amor a seis letras.
En las madrugadas la soledad asalta... Dentro de mi, la ira crece.
Cuando la ira lucha por salir me recuerdo que “yo entiendo”, “no te preocupes; así es la vida”... Y durante mis días, cuando evito cerrar los ojos y pensar en su sonrisa, es fácil contenerla.
Cuando la ira lucha por salir me recuerdo que “yo entiendo”... Pero en las madrugadas la soledad asalta y su recuerdo me persigue y mis dudas me atormentan... Y la ira crece.
A veces, cuando la ira lucha por salir, pienso en afilarla, alimentarla... Y echar a andar...
Salgo con amigos, charlo con ellos, me río... Hablamos de sus cosas, de conocidos mutuos, de la situación del país, de los caminares del mundo. A veces preguntan por mi, entonces sonrío, doy evasivas, desvío el tema... Quiero cerrar los ojos, pero me detengo y sigo andando y vuelvo a charlar.
A veces ella, que algún tiempo fue compañera intermitente en mi cama, me busca. Salgo con ella, charlo, difícilmente me río... Cada vez menos, ella intenta acercarse, entonces sonrío, desvío el rostro, cambio de tema... Ella enfurece, me habla de ausencias, traiciones, distancias; me arroja en el rostro la soledad que me imponen... Sonrío, cómo no hacerlo ante la ira de quien tan poco sabe y menos comprende... Y quiero cerrar los ojos, pero me detengo y sigo andando y vuelvo a charlar con ella y a retirarme cuando quiere acercarse.
Nuevas presencias buscan ser compañía en mis días y noches. Tal vez llamadas por un instinto de ayuda, por compasión malentendida o, sólo tal vez, por ver en mi melancolía una oportunidad, se acercan... Siempre es igual, sonrío, charlo, difícilmente me río y me alejo conforme ellas se acercan... Y quiero cerrar los ojos, pero me detengo y sigo andando.
No, mis días no tienen ya tiempos muertos... Dentro de mi, alimento la ira.
Es en las madrugadas cuando la soledad que me imponen asalta... Porque fue una madrugada en la que, después de tanto tiempo, reconocí en sus letras aquello que de mi faltaba y fue de madrugada cuando su sonrisa se transformaba en música en la noche... En las madrugadas la soledad asalta.
A veces intento dormir. Cierro los ojos y escucho su risa, su voz cantando... Cierro los ojos y veo el reflejo del sol en su cabello, los abismos de sus ojos infinitos, los lunares de su cuerpo, el vello de mi deseo... No logro dormir, sólo pienso en cuál fue mi error, dónde el pecado que me condena al silencio y la soledad; en qué me equivoqué.
Doy vueltas tratando de ahuyentar las imágenes y las dudas, me desespero. Me insulto e insulto al mundo... Intento dormir y las imágenes , las dudas, vuelven... Me desespero e, insomne, abandono las sábanas con su nombre en los labios, aquel que escribía amor a seis letras.
En las madrugadas la soledad asalta... Dentro de mi, la ira crece.
Cuando la ira lucha por salir me recuerdo que “yo entiendo”, “no te preocupes; así es la vida”... Y durante mis días, cuando evito cerrar los ojos y pensar en su sonrisa, es fácil contenerla.
Cuando la ira lucha por salir me recuerdo que “yo entiendo”... Pero en las madrugadas la soledad asalta y su recuerdo me persigue y mis dudas me atormentan... Y la ira crece.
A veces, cuando la ira lucha por salir, pienso en afilarla, alimentarla... Y echar a andar...
Etiquetas: Rebeca, tratado sobre la necedad
16 Comments:
A veces hay que dejar que la ira salga si se queda dentro a veces... hace daño.Claro que al salir se descontrola y hasta no nos deja caminar.
Un abrazo amigo
¡¡ostras que "jevy"!!
Mario, creo que necesitamos una charla ¿eh?
Me ha gustado el texto por la intensidad, tal vez el mensaje no si pienso en que estés sintiéndolo así, pero amigo tal vez la ira y su afilamiento sean las que te planteen tus dudas...
"Soltar" es bueno, liberar amarres, incluso "vomitar" las entrañas... por eso... intentaré buscarte por los ceros y los unos; como amiga quiero estar a tu lado por si me necesitas...ya sabes que te leo bien, así que cuando estés cargado de ira...ya sabes...busca por aquí que ¡AQUÍ ESTAMOS!
Unbesito mexicanito favorito
P.d: ¿tienes una revista que se llama Trégua? jejejeje
¡Joooder! ¡Estás muy chafado, amigo!
¡Ánimo, saldrás de esta!
Un abrazo.
"A veces hay que decir adios, recoger los pedazos de uno y seguir caminando... pero nunca dejar atrás los recuerdos... Ni aún los más penosos, que ellos nos hacen ser quienes somos.
Otras veces, las menos, debemos decir adios para poder decir 'he vuelto'"
Mario, después de tantos días sin leerte,hoy te encuentro tristoncete. En fin, como dice Mariaphan, ¡aquí estamos! El sábado intentaré verte por estos andurriales a ver que me cuentas y que me cuentas de La Tregua.
Besicos y ánimo que tu eres el que me enseñas a seguir palante, ehhhhhhhhh
la ira es saludable, si se utiliza para escupir en un papel blanco.
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
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Buf... cuanta ira, cuanta pena. No sé qué ha ocurrido pero se ve que es duro. La ira, una poca, durante poco tiempo, puede ser buena: te obliga a seguir adelante. Pero si la afilas y la alimentas se convertirá en un tumor difícil de extirpar.
Cuídate... mucho...
Besos
Driada. Ese es el problema, justo es el problema... Si dejar salir la ira?
María. La revista le tengo... me gusta mucho uno de los cuentos, varios de los poemas y una de las ilustradoras...
Kanif. Sé que saldré de esta... El punto es cómo
Nani. Ya lo dije, no? La revista me ha encantado.
Jordim. Y si se utiliza para escupir sobre alguien y no necesariamente en un papel?
Anónimo 1. Tu o no me lees, o no sabes de matemáticas o directamente no te trabaja el cerebro?
Anónimo 2. Lo siento mucho, pero tendré que aplicar contigo la misma política que con el primero...
Nanny. Ha ocurrido que me imponen la soledad, otra vez...
El día que descubrí , que no hace mucho de eso. Que si dejaba salir la ira y la repartía un poquito entre los y las que me la provocaban me sentía mejor. No dejo de hacerlo , aunque sea más escénico que real. Diría que es ira escenificada y así no me sienta mal luego bajo el telón y queda un mutis por parte del público realmente digno de analizar.
Un abrazo
Una vez, no hace mucho tiempo, un latinoamericano adicto al café y bastante miope, me aconsejó sacar la ira afuera.
Hágalo un ratito, al menos. Es edificante y rejuvenecedor. La piel luego luce más tersa y acariciable.
beso grande,
Me sentí bastante identificado, no se si eso es bueno o es malo...
saquemos la ira...
Yo tambien...
mejor no se pude haber dicho.
y como bien me dices...A veces es bueno dejar que las palabras de otros hablen por nosotros.
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