ENTREGA
Seamos sinceros, si no fuera por los recibos de luz y la publicidad, hace mucho tiempo que todos nosotros habríamos perdido el trabajo. No es exageración, la bolsa cada vez tiene menos cartas y más espacio para las piedras.
Caminando a pasos inseguros el cartero se mueve por la calle, se agacha y del jardín, propiedad privada, al lado de la banqueta recoge una piedra; no es muy grande, tampoco se trata de eso, pero es lisa, casi como si fuera de río. De una esquina de la casa sale corriendo y ladrando un labrador de dimensiones imponentes.
Maldito perro, ni creas que las desperdiciaré en ti; nada más ponte a tiro y te arranco la quijada de una patada.
El canino no llega demasiado lejos, una cadena retiene su carrera, el cartero suspira aliviado; ninguna piedra debió salir de su bolsa para salvar su integridad física.
Continúa por la calle y rebusca en la mochila que de su hombro cuelga; un sobre algo empolvado por las piedras surge de la abertura. El cartero se detiene frente a la dirección del destinatario.
Doña Lucrecia, siempre recibiendo cartas de sus hijos. Creo que le instalaron el teléfono, pero ella se negaba a contestarlo. Por eso le compraron la computadora y le instalaron la RED, pero ella la tiene arrumbada, cubierta de carpetitas, de esas que tan bonito teje. Doña Lucrecia, tanto le alegra recibir cartas de sus hijos.
Toma la vereda que tantas otras veces a recorrido. Tocaría al timbre, pero recuerda que la dueña de la casa finge no escucharlo; tiene que tocar con todas sus fuerzas a la puerta, para que la casi sorda Doña Lucrecia abra.
Como otras veces es invitado a pasar. Como otras veces espera en la sala mientras su anfitriona parte los limones y los exprime a mano en la jarra, teniendo un exprimidor y millares de esencias en la alacena. Mientras la espera dura, recorre como tantas veces la habitación con la mirada: Ahí está el teléfono, aparato negro, olvidado y sin utilizar; ahí está la computadora, llena de carpetitas, sobre la pantalla, el teclado, el CPU, la impresora, el scanner, el quemador.
Hace años que el cartero no lleva prisa en su recorrido, total; la maleta está más llena de piedras que de cartas. Así, puede esperar a que la excéntrica prepare el agua de limón y quedarse a platicar un rato con ella, hay Doña Lucrecia, tanto le gusta platicar con ese recuerdo de otros tiempos que es él.
Cuando por fin sale, hora y media después, tropieza con un pedrusco inesperado en la vereda.
Pero que idiota soy, ¿cómo deje pasar este hermosura hace rato?
Se da cuenta de su edad, 40 años de servicio no pasan en balde; la espalda le duele al doblarse, las manos se niegan a cargar el peso del pedrusco.
Con todo es un buen ejemplar; áspero y duro, piedra volcánica, es verdaderamente sorprendente que no lo haya visto cuando pasó, hace rato, por el mismo lugar. Abre la mochila y deposita en ella la nueva carga, al mismo tiempo revisa si hay más cartas; nada, solo publicidad, sus destinatarios le agradecerán si no se las entrega. Puede terminar por hoy.
Afuera de su casa se divisa esa montaña que crece cada día. Hay de todo ahí: tierra compactada, piedra caliza, onix, cuarzo, obsidiana, mármol, piedra volcánica, rocas de río, piedra pomex, cemento, pedazos de pavimento, tabiques, ladrillo, etc, etc, etc.
Con trabajo vacía el contenido de su mochila en su más grande obra, recoge la publicidad y la guarda en su bolsillo. Una vez instalado en un sillón de su sala abre los sobre y lee los anuncios.
Mario Stalin Rodríguez
Etiquetas: Cosas que suceden, off topic
11 Comments:
Se ve que las musas han decidido instalarse en tu casa, este relato es también para quitarse ese sombrero que traemos de aquí para allá por el ciberespacio. Me ha encantado este cartero ¿coleccionista de piedras?
Besos
muy bueno!!!
ya deberia empezar tambien a leer los avisos clasificados en busca de empleo si las cosas siguen así,
¿No había un relato de Cortazár en el que describía lo que era un piantado, loco, y este era un cartero que recogía piedras de la vereda?
Con todo, no le quito mérito al relato, que me parece muy bueno.
Un abrazo.
Me preocupan el cartero y Lucrecia.
Las piedras, ésas no tanto.
La verdad es que creo que cada vez comentan menos...
Nanny. Pues así, colecciona piedras, en un enorme montón fuera de casa, sin ningún tipo de clasificación u orden.
Jardinero. Pues no lo creo, mientras exista las propaganda él seguira teniendo empleo.
Kanif. De verdad? No lo recuerdo (y mira que soy lector-devorador de Cortázar)... AUnque de exitir no me extrañaría que, habiéndolo leído, guardara la referencia muy profundo en mi mente... Homenaje inconciente, que le dicen.
Ardilla. Pues si ni él ni ella se preocupan, para qué nos preocupamos nosotros...
Qué lindo escribir y recibir cartas en papel!
Y juntar piedras, también. Dos de mis pasiones infantiles (hoy estoy regresiva, para variar).
beso,
Yo creía que había comentado... se ve que blogger de vez en cuando me odia. O el servidor de la tele, no sé...
Me encantó el relato, como siempre me ha encantado escribir y recibir cartas por correo, porque creo que en ellas, en la forma de escribir, en lo que dobla o no el papel, en lo que se mancha... está la persona que la escribe.
Muchos besos, mi amor!
buen relato, sigue en ello..
Me encantan las piedras... tengo algunas especiales que fueron con los añosrecogidas con cariño...cada una es un recuerdo un, lugar, un olor... una compañia o una soledad... pero todas tienen algo que decirme.
En cuanto a las cartas, es triste que se pierda la costumbre de mandarlas en papel... pero ya sabemos que las técnicas modernas y esto del correo electrónico, las estan suplantando... pero tambien hace ilusion recibir de vez en cuando algun que otro e-mail.... aunque ya nunca volvera a ser lo mismo...
Un besazooooo
Hola Mario, por fin vengo por tu casa y me encuentro con un precisos relato.
Besicos a sacos como el del cartero.
¡ostras he tardado en poder venir pero ha merecido la pena! ¡si señor! iba a seguir leyendo algún que otro blog que tengo abandonado, pero... mira tú...me voy a ir a la cama porque después de este relato hoy ... no leo más!!!
besos guapo!!!
Publicar un comentario
<< Home