jueves, agosto 19, 2021

Apuntes 02

 El génesis de esta historia fue sólo una escena: Una adolescente muy joven, básicamente una niña, apunta con un arma ridículamente grande a sus padres, que habían estado viendo las noticias. Ella llora, les pide perdón... Y dispara.

LAS LLAVES DEL REINO

La Tierra, el futuro lejano.

            El apocalipsis llegó y terminó; dios ganó y el reino celestial descendió a la Tierra... Pero no para todes.

 

La humanidad fue dividida entre elegides y gentiles. Siete círculos, en el más bajo de ellos, el más numeroso; les indignes, las hijas e hijos de los pueblos no elegidos, les no converses. Sobre sus espaldas pesa la gloria del reino, de su miseria y trabajo se alimentan los seis círculos superiores.

            En el cuarto y quinto círculos están las demás personas, las creyentes; divididas entre súbdites y pastores... LOS pastores, ninguna mujer es parte de la élite gobernante humana.

            En el tercer y segundo círculo están las huestes celestiales; mártires, santos, ángeles, arcángeles y querubines. Se dice que están ahí también las mártires, santas y la virgen, pero más allá de algunas muy contadas apariciones públicas, nadie sabe qué papel juegan en estos círculos.

            El primer círculo está conformado sólo por el dios que es tres entidades; el padre, el hijo y el espíritu. Sólo él, sólo ellos conforman el primer círculo y gobiernan sobre todas las cosas... O eso dicen, porque aunque su voz se escucha y sus mandatos se obedecen, nadie le ha visto desde el día de su victoria.

            El apocalipsis llegó y terminó; dios ganó... Y su gloria se yergue sobre una sociedad de castas y la miseria y explotación de la mayoría.

            Pero en las sombras, entre les desposeídes; algo crece.

 

En el principio, tras el apocalipsis; sólo estaba ella, sólo estaba él. La derrotada, el derrotado; la primera de sus hijas, el más bello de sus hijos. Ni varón ni hembra; el primer ángel, la primera virgen, el Lucero de la Mañana.

            Derrotada, humillado, empezó a buscar los últimos vestigios del Árbol del Conocimiento entre la humanidad; las llaves que permitirían recuperar el libre albedrío, siete llaves para siete círculos.

            Y las encontró entre las mujeres, las nietas de Eva, las hijas de la prostituta, las ahijadas de Lilit; en ellas está la esperanza del futuro.

            La primera de ellas era monja; una esposa de dios. Celebró con sus hermanas en el día de la victoria, acogieron a los soldados heridos en su convento y, en medio de los festejos, fueron violadas por ellos... Vio como sus victimarios eran celebrados como héroes, mientras ella y sus hermanas aún sangraban en el suelo.

            Otra de ellas, la mayor en edad, creció en el mundo antes del apocalipsis, siendo discriminada por su color de piel y encontró consuelo en la idea de un dios compasivo e igualitario... Sólo para ver cómo, cuando este dios se alzó con la victoria, la violencia y la discriminación hacia ella y su gente, continuaba y alcanzaba el grado de ley.

            La tercera de ellas fue bautizada con un nombre masculino y repudiada por su familia cuando les confesó quien era realmente. Creció en las calles y, en el reino de dios, es perseguida como lo son todas las personas que divergen de la homogeneidad que el plan celestial marca.

            Dos de ellas eran privilegiadas, hijas de la élite gobernante que mantuvo sus privilegios tras el ascenso de los coros celestiales, pero privadas de heredar ese poder sólo por el hecho de ser mujeres. Criadas para ejercer el poder desde la sombra de sus padres, hermanos o maridos, se enamoraron y empezaron a ver la explotación sobre la que se construía su privilegio.

            La sexta nació en Asia, creció creyendo en muchos dioses y diosas y dedicó su vida a enaltecer a su país a través del deporte. Cuando dios tomó el poder se le ofreció la opción de repudiar aquello en lo que siempre había creído, para ser admitida en el sexto círculo; se negó y fue condenada a una vida de trabajo y sumisión.

            La última de ellas fue la primer niña nacida bajo el gobierno de dios.

 

La perdición de dios se haya en las manos de siete mujeres y en los restos de su debilidad; fragmentos de sí mismo que fue dejando en el cuerpo de los tres inmortales.

            Caín, el primer asesino, cuyo delito fue buscar el amor de dios.

            Lázaro, a quien se le ordenó volver a la vida para satisfacer el ego de dios encarnado en el hijo de dios.

            Y Cartafilo, que se negó a auxiliar al hijo de dios cuando dios ya lo había abandonado.

 

Mario Stalin Rodríguez


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