SIN FINAL FELIZ
Será, tal vez, que en la vida no hay ningún
había una vez.
Llegamos
el uno al otro cuando la historia ya ha empezado, desconociendo a los
personajes y la situación y, más que espectadores, llegamos directamente al
escenario sin conocer el guión ni cual será nuestro papel.
No,
en la vida no hay ningún había una vez...
Y será, tal vez, que es mejor así.
Porque
no actuamos, entonces, siguiendo pautas determinadas sobre marcas
preestablecidas, ni estamos obligados a jugar el juego que alguien más pensó
para nosotros... Porque, sin papeles fijos, sólo debemos ser coherentes con
nosotros mismos. Así, podemos irnos dibujando juntos; tú a mi, yo a ti.
Sin
construir cuentos, sin había una vez... Caminando una historia,
construyéndola... Y no, no es fácil; no lo ha sido, ni lo será.
Porque,
queda escrito, al contrario de los cuentos, la vida se construye en gerundio;
construyendo. Sin había una vez y sin finales felices; sólo camino que se
camina caminando.
Construimos,
entonces, la felicidad de las tristezas, enojos, sinsabores, desencuentros y
soledades; de las propias y las ajenas y, sobre todo, de las que compartimos...
Vamos construyendo la felicidad, tú en mi, yo en ti.
Por
eso no hay final feliz... Y será, tal vez, que es mejor así.
Mario
Stalin Rodríguez
Para
Jessica
porque son ya tres años en
que vamos construyéndonos.
Etiquetas: Cosas que suceden, tratado sobre la necedad
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