LA IMAGEN ROBADA (y 04)
Al margen de las reglamentaciones y de consideraciones de estricto orden económico, la piratería facilita de sí el acceso del público a los fonogramas, videogramas y programas de computadora, jugando así un papel muy importante en los procesos de comunicación e identificación social.
La anterior afirmación no es ociosa ni pretende ser mera frase efectista, sino que responde a fenómenos de socialización y comunicación claramente delimitados.
Dejando de lado una discusión pormenorizada de los procesos por los cuales el fenómeno se lleva a cabo (discusión, por otro lado, ajena a estas líneas), conviene para los objetivos de esta investigación el plantear escuetamente los procesos por los cuales se establecen símbolos identitarios sociales.
El punto es importante, queda escrito símbolo identitarios, únicamente; no delimitadores sociales, no visiones del mundo, sino marcas que permiten la identificación del individuo con su conglomerado social.
Finalmente, la comunicación entre los individuos es posible gracias a la existencia no únicamente del lenguaje, sino (y un poco sobre todo) al compartir índices referenciales comunes.
Es decir; la comunicación se da no sólo por la forma en la que describimos al mundo (lenguaje), sino por qué tanto reconocemos de aquello que del mundo describimos (índice referencial) y de qué tanto somos capaces de compartir esto con los otros (procesos de comunicación y socialización).
En la construcción de los índices referenciales, el contenido de los mensajes mediáticos (incluso aquellos reconocidos únicamente como de entretenimiento) juega un papel muy importante, ya que establece símbolos comunes a un conglomerado.
En el ejemplo extremo, los grupos cerrados de aficionados a una determinada forma de entretenimiento (los cinéfilos, por ejemplo) pueden reconocerse y agruparse gracias a que sus miembros comparten un código común a todo ellos. Código que, sobra decirlo, es extraño y hasta aberrante para los no iniciados, quienes quedan por ello fuera del círculo.
En mayor escala y por procesos mucho más complejos, el fenómeno se reproduce a todos los niveles de la interacción humana.
Como queda escrito, el contenido de los mensaje de los mass media juega un papel trascendente en la conformación de estos códigos comunes de identificación y socialización.
Evidentemente, el fenómeno aquí referido implica procesos mucho más complejos que los reseñados, pero baste esta escueta mención para sustentar la conclusión última de este texto:
La anterior afirmación no es ociosa ni pretende ser mera frase efectista, sino que responde a fenómenos de socialización y comunicación claramente delimitados.
Dejando de lado una discusión pormenorizada de los procesos por los cuales el fenómeno se lleva a cabo (discusión, por otro lado, ajena a estas líneas), conviene para los objetivos de esta investigación el plantear escuetamente los procesos por los cuales se establecen símbolos identitarios sociales.
El punto es importante, queda escrito símbolo identitarios, únicamente; no delimitadores sociales, no visiones del mundo, sino marcas que permiten la identificación del individuo con su conglomerado social.
Finalmente, la comunicación entre los individuos es posible gracias a la existencia no únicamente del lenguaje, sino (y un poco sobre todo) al compartir índices referenciales comunes.
Es decir; la comunicación se da no sólo por la forma en la que describimos al mundo (lenguaje), sino por qué tanto reconocemos de aquello que del mundo describimos (índice referencial) y de qué tanto somos capaces de compartir esto con los otros (procesos de comunicación y socialización).
En la construcción de los índices referenciales, el contenido de los mensajes mediáticos (incluso aquellos reconocidos únicamente como de entretenimiento) juega un papel muy importante, ya que establece símbolos comunes a un conglomerado.
En el ejemplo extremo, los grupos cerrados de aficionados a una determinada forma de entretenimiento (los cinéfilos, por ejemplo) pueden reconocerse y agruparse gracias a que sus miembros comparten un código común a todo ellos. Código que, sobra decirlo, es extraño y hasta aberrante para los no iniciados, quienes quedan por ello fuera del círculo.
En mayor escala y por procesos mucho más complejos, el fenómeno se reproduce a todos los niveles de la interacción humana.
Como queda escrito, el contenido de los mensaje de los mass media juega un papel trascendente en la conformación de estos códigos comunes de identificación y socialización.
Evidentemente, el fenómeno aquí referido implica procesos mucho más complejos que los reseñados, pero baste esta escueta mención para sustentar la conclusión última de este texto:
La piratería de videogramas, independientemente del marco legal, al abaratar y facilitar el acceso de determinadas capas del público a los productos mediáticos, facilita la conformación de códigos comunes y permite, así, el establecimiento de símbolos identitarios que, de otra forma, sería imposible fueran compartido por un número considerable de individuos.
Mario Stalin Rodríguez
Última parte del reportaje elaborado originalmente en 2004 con el apoyo de Leslie Farías, Miriam Montserrat Gómez, María Elena Ramírez y Tania Rinebache, se edita y actualiza por considerar que el tema aún da para más... La próxima semana, espero, la continuación de La Otra Versión.
Etiquetas: Apuntes sobre periodismo, Asuntos Gremiales, Notas, Opinión
1 Comments:
Me alegra saber que sigues por aqui...
Bsss...
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