De una forma distinta de caminar
Tal vez es un poco que las cosas están muy recientes como para teorizar sobre ellas, tal vez es un poco que cierta esperanza se apodera de quien camina la calle junto a otros y tal vez es un poco que, ciertamente, las cosas empiezan a cambiar.
El cambio no empezó en España, tomando la plaza pública con derecho y sin permiso. El cambio no empezó en mundo árabe, pero es ahí donde encuentra su expresión más fuerte.
El cambio empezó antes, en el 2001 con la Argentina en la calle, armada de cacerolas, dignidad y memoria; expulsando a cuatro presidentes.
El cambio empezó antes, en las calles de Seattle a Génova, con catapultas de osos de peluche.
El cambio empezó antes, en las montañas del sureste mexicano, cuando los rostros debieron ocultarse para ser escuchados…
El cambio empezó antes… Y es que nadie ha dicho que los partos de la historia sean rápidos e indoloros.
Si todo ello es cierto, quiere decir que las cosas no son tan recientes, pero aún es posible dejarse tomar por la esperanza de quien camina la calle junto a otros.
Porque de caminar se trata todo esto.
Si el camino no es el camino, sino quien lo camina y si Machado tenía razón; sentarse en la plaza pública es también una forma de trazar nuevos caminos, andándolos.
No será fácil; nadie ha dicho que el parto de la historia sea fácil. Muchos de quienes empiezan el camino no verán su fin porque, a veces, antes de cambiar al mundo, es el mundo el que nos cambia.
No será fácil, habrá quien sobre las espaldas de este movimiento quiera montarse y se proclamara su líder y su vanguardia. Habrá quien lo haga equivocadamente, habrá quien lo haga por interés.
Habrá traiciones y abandonos… Pero también habrá sumas.
Habrá el encontrarse con los distintos y en ellos reconocerse. Habrá el encontrar nuevas formas de organización y participación.
Habrá, en suma, trazar nuevos caminos, andándolos.
El cambio no empezó en España, tomando la plaza pública con derecho y sin permiso. El cambio no empezó en mundo árabe, pero es ahí donde encuentra su expresión más fuerte.
El cambio empezó antes, en el 2001 con la Argentina en la calle, armada de cacerolas, dignidad y memoria; expulsando a cuatro presidentes.
El cambio empezó antes, en las calles de Seattle a Génova, con catapultas de osos de peluche.
El cambio empezó antes, en las montañas del sureste mexicano, cuando los rostros debieron ocultarse para ser escuchados…
El cambio empezó antes… Y es que nadie ha dicho que los partos de la historia sean rápidos e indoloros.
Si todo ello es cierto, quiere decir que las cosas no son tan recientes, pero aún es posible dejarse tomar por la esperanza de quien camina la calle junto a otros.
Porque de caminar se trata todo esto.
Si el camino no es el camino, sino quien lo camina y si Machado tenía razón; sentarse en la plaza pública es también una forma de trazar nuevos caminos, andándolos.
No será fácil; nadie ha dicho que el parto de la historia sea fácil. Muchos de quienes empiezan el camino no verán su fin porque, a veces, antes de cambiar al mundo, es el mundo el que nos cambia.
No será fácil, habrá quien sobre las espaldas de este movimiento quiera montarse y se proclamara su líder y su vanguardia. Habrá quien lo haga equivocadamente, habrá quien lo haga por interés.
Habrá traiciones y abandonos… Pero también habrá sumas.
Habrá el encontrarse con los distintos y en ellos reconocerse. Habrá el encontrar nuevas formas de organización y participación.
Habrá, en suma, trazar nuevos caminos, andándolos.
Mario Stalin Rodríguez
Etiquetas: Opinión, tratado sobre la necedad
2 Comments:
No será fácil pero espero que eso no detenga a nadie. Estos días he sentido un rayito de esperanza, la esperanza de que la gente, como mínimo, comience a pensar. La esperanza que, de verdad, se crean capaces de cambiar las cosas. La esperanza de que el ciudadano, el pueblo, recupere el poder que ha cedido a los poderosos. Porque somos más, porque nos necesitan, porque sin nosotros ellos no son nada. Estos días estoy sintiendo un pequeño rayo de esperanza y quiero creer que las cosas pueden cambiar.
Besos
Mario...me quito el sombrero este que nos prestamos...me ha encantado tu reflexión y la comparto a pies juntillas.
Yo, como Nanny, he visto un halo de luz y me inspira confianza; sé (y siempre he sabido) que cambiaremos las cosas (no sé cuánto tiempo necesitaremos, pero ya lo dijo alguien: Otro mundo es posible, si lo soñamos juntos...)
¡A caminar se ha dicho!
Un beso guapetón!!!
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