jueves, julio 05, 2018

EL LAZO


Empezó como un gesto de apoyo colectivo.
            Entre 2004 y 2005 se llevo a cabo un proceso de desafuero hacia el entonces Jefe de Gobierno de la ciudad de México, quien se perfilaba como la figura con mayores posibilidades para ser el candidato de la oposición a la presidencia en las elecciones de 2006.
            El proceso, impulsado desde el gobierno federal encabezado por el panista Vicente Fox y apoyado por las bancadas en el legislativo de su partido y del, hasta el anterior sexenio gobernante, PRI, se fundaba en una endeble demanda legal, tan endeble que, en cuanto el desafuero se concretó en la Cámara de Diputados, fue desestimada por las instancias judiciales por ser notoriamente improcedente.
            Antes de la conclusión de todo esto, el movimiento en apoyo al Jefe de Gobierno llamó a portar un pequeño lazo tricolor como muestra simbólica contra un proceso claramente manipulado con fines electorales.
            Fue entonces que me coloqué por primera vez el pequeño el lazo en el pecho.

Si bien en un principio el pequeño lazo fue portado de manera masiva, con el tiempo la gente fue dejándolo de lado conforme nuevos sucesos ocupaban la agenda pública del país, aunque se retomó durante la siguiente campaña electoral y el subsecuente fraude electoral, que llevó a Felipe Calderón a la presidencia con una diferencia de menos del 1% de la votación.
            Conforme la administración del usurpador avanzaba, diversas iniciativas de corte neoliberal eran enviadas una tras otra al congreso, la mayoría de las cuales, afortunadamente, eran rechazadas gracias a la imposibilidad de construir un bloque oficialista mayoritario, dada la poca representación del PAN, el PRI y el PVEM en las cámaras.
            Contra todas esas iniciativas, seguí portando el pequeño lazo tricolor en el pecho.

Fue entonces que el pequeño usurpador lanzó su “guerra contra el narcotráfico”, lanzando a un ejército poco preparado y de gatillo demasiado fácil, a las calles a cumplir funciones de seguridad pública.
            Contra ese baño de sangre, seguí portando el pequeño lazo tricolor en el pecho.

Después vinieron las elecciones de 2012 y la compra masiva de votos a favor del priista Enrique Peña Nieto... Y con la llegada de éste a Palacio Nacional, llegó también el criminal Pacto por México, que construía una artificial mayoría legislativa, gracias a la complicidad de los tres principales partidos políticos (PRI, PAN y PRD) y algunos satélites minoritarios como el PVEM y Nueva Alianza.
            Con esta estrategia, cada una de las iniciativas de Peña Nieto fueron aprobadas sin discusión y sin escuchar a las voces opositoras... Así fue aprobada la privatización del petróleo, la reforma educativa que golpeaba al magisterio organizado y crítico...
            Y vinieron también los hechos de Tlataya, la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, el uso y abuso del ejército en contra de población civil desarmada... La transformación del país en una enorme fosa clandestina.
            Contra todo esto, seguí portando el pequeño lazo tricolor en el pecho.

El pasado Domingo 1° de Julio, después de una campaña electoral cuya principal característica fue el constante ataque a la figura del principal candidato opositor por medio de mentiras y hechos tergiversados, tras la histórica votación de más del 60% del padrón electoral y con una ventaja de más de dos a uno con respecto al 2° lugar, Andres Manuel López Obrador se yergue como el virtual presidente electo de México.
            Y así, después de casi 14 años, colgué el pequeño lazo tricolor...

Mario Stalin Rodríguez

Para Jessica, que no necesariamente compartía ni entendía del todo esta pequeña y necia protesta personal mía, pero que un día, hace algunos años, compró medio metro de listón tricolor y me regaló cinco pequeños lazos para seguir llevándolos sobre el pecho.

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