jueves, septiembre 28, 2017

PAPARRUCHAS

Paparrucha: F. colq. Noticia falsa y desatinada de un suceso, esparcida entre el vulgo.
Diccionario de la Real Academia de la Lengua

¿A quién beneficia la avalancha de noticias dudosas, malinterpretadas o claramente falsas que han inundado las redes sociales y medios de comunicación a raíz del sismo del 19 de Septiembre?
            La pregunta no es ociosa. No se trata, por supuesto, de fomentar una falsa idea (una más) sobre un complot orquestado desde uno o varios grupos de interés por “oscuros motivos”. Finalmente, el fenómeno de informaciones claramente falsas no es nuevo y, ciertamente, tiende a crecer en la cercanía de eventos de trascendencia social y política.
            Se trata, por el contrario, de intentar entender el fenómeno y cómo repercute éste en el ambiente de emergencia, crispación y solidaridad social que impera en el país en general y en la ciudad de México en particular por las consecuencias del movimiento telúrico.

En general, supongo, podemos identificar tres grandes grupos de este tipo de noticias, a saber:
Aquellas generadas por medios de comunicación masivos, teniendo el más lamentable ejemplo de ello en el vergonzoso caso de la inexistente niña “Frida Sofia”.
Aquellas de origen incierto que se “viralizan” en poco tiempo a través de páginas y cuentas de “medios de información alternativos”, como la estrafalaria “predicción” de un sismo de mucho mayor magnitud en los próximos días, atribuida en distintas versiones a la ONU, Harvard, el Sismológico Nacional, la UNAM y una larga lista de instituciones de renombre que, claramente, no tienen ninguna relación con la “nota”.
Las que provienen de informaciones incompletas o malinterpretadas en redes sociales, generalmente originadas por el desconocimiento y la estridencia de algunos usuarios que actúan de buena fe, pero que no contrastan ni verifican la información, por confiar en la “buena fe” de la fuente original. Es el caso de los reportes falsos sobre varios derrumbes que nunca sucedieron.
Es evidente que las fronteras entre estos grupos son más bien difusas y no siempre queda claro cuál es el origen de las notas falsas que han circulado, pues muchas veces los medios de comunicación masivos “compran” las notas que circulan en redes sociales y las hacen pasar como propias, como fue el caso de la “petición de donadores de sangre” que nunca hizo el IMSS el propio 19 de Septiembre.
            También es claro que este tipo de notas no siempre obedecen a los mismos motivos. No son las mismas razones detrás del lamentable espectáculo montado alrededor de la ficticia Frida Sofía, que las que dan origen a la fantasiosa atribución de la propiedad del Colegio Enrique Rébsamen al cardenal Norberto Riviera.
            El primer caso es cuando menos complejo y aún hoy es complicado dar con los motivos primeros de su origen, mientras la Marina y Televisa intercambian acusaciones mutuas de ser los creadores del fraude.
            El segundo, por el contrario, pareciera bastante trasparente; aprovechar la poca credibilidad del sacerdote para distraer la atención hacia las responsabilidades atribuibles a la verdadera dueña, Mónica García Villegas y las autoridades involucradas en las múltiples irregularidades que rodean a la institución educativa.
            Y, seguramente, los motivos detrás de las falsas denuncias de derrumbes, expulsión de brigadistas civiles, demoliciones y un largo etcétera, no tienen ninguna relación con los casos anteriores, sino que, probablemente en la mayoría de los casos, provienen del desconocimiento, la estridencia propia del momento y desinformada buena fe de ciertos actores, como fue el lamentable caso del amparo que detuvo por horas las labores de rescate en el edificio de Rébsamen 241.

Independientemente de sus motivos y fuentes de origen, las noticias falsas, en el ambiente actual de la ciudad de México, tienen en común el provocar caos, distracción y desorganización entre la aún embrionaria y claramente frágil, organización social que se ha dado en estos días.
            Es cierto; la respuesta social rebasó a las autoridades gubernamentales. Como cierto es que, para dar continuidad a ésta y poder traducirla en condiciones y actuaciones que lleven a un reajuste social y político en el país, es necesario actuar con inteligencia.
            Es menester, entonces, estar atentos a la información que momento a momento nos llega a través de medios de información formalmente establecidos y redes sociales, contrastar cada nota por mínima o lógica que nos parezca y no compartir nada que luzca sospechoso de ser falso, así como señalar cada vez que detectemos una “noticia” de esta naturaleza.


Mario Stalin Rodríguez

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