PAPARRUCHAS
Paparrucha: F.
colq. Noticia falsa y desatinada de un suceso, esparcida entre el vulgo.
Diccionario
de la Real Academia de la Lengua
¿A quién beneficia la avalancha de noticias
dudosas, malinterpretadas o claramente falsas que han inundado las redes
sociales y medios de comunicación a raíz del sismo del 19 de Septiembre?
La
pregunta no es ociosa. No se trata, por supuesto, de fomentar una falsa idea
(una más) sobre un complot orquestado desde uno o varios grupos de interés por “oscuros
motivos”. Finalmente, el fenómeno de informaciones claramente falsas no es
nuevo y, ciertamente, tiende a crecer en la cercanía de eventos de
trascendencia social y política.
Se
trata, por el contrario, de intentar entender el fenómeno y cómo repercute éste
en el ambiente de emergencia, crispación y solidaridad social que impera en el
país en general y en la ciudad de México en particular por las consecuencias
del movimiento telúrico.
En general, supongo, podemos identificar
tres grandes grupos de este tipo de noticias, a saber:
Aquellas generadas
por medios de comunicación masivos, teniendo el más lamentable ejemplo de ello
en el vergonzoso caso de la inexistente niña “Frida Sofia”.
Aquellas de origen
incierto que se “viralizan” en poco tiempo a través de páginas y cuentas de “medios
de información alternativos”, como la estrafalaria “predicción” de un sismo de
mucho mayor magnitud en los próximos días, atribuida en distintas versiones a
la ONU, Harvard, el Sismológico Nacional, la UNAM y una larga lista de
instituciones de renombre que, claramente, no tienen ninguna relación con la “nota”.
Las que provienen
de informaciones incompletas o malinterpretadas en redes sociales, generalmente
originadas por el desconocimiento y la estridencia de algunos usuarios que
actúan de buena fe, pero que no contrastan ni verifican la información, por
confiar en la “buena fe” de la fuente original. Es el caso de los reportes
falsos sobre varios derrumbes que nunca sucedieron.
Es evidente que las fronteras entre estos
grupos son más bien difusas y no siempre queda claro cuál es el origen de las
notas falsas que han circulado, pues muchas veces los medios de comunicación
masivos “compran” las notas que circulan en redes sociales y las hacen pasar
como propias, como fue el caso de la “petición de donadores de sangre” que
nunca hizo el IMSS el propio 19 de Septiembre.
También
es claro que este tipo de notas no siempre obedecen a los mismos motivos. No
son las mismas razones detrás del lamentable espectáculo montado alrededor de
la ficticia Frida Sofía, que las que dan origen a la fantasiosa atribución de
la propiedad del Colegio Enrique Rébsamen al cardenal Norberto Riviera.
El
primer caso es cuando menos complejo y aún hoy es complicado dar con los
motivos primeros de su origen, mientras la Marina y Televisa intercambian acusaciones
mutuas de ser los creadores del fraude.
El
segundo, por el contrario, pareciera bastante trasparente; aprovechar la poca
credibilidad del sacerdote para distraer la atención hacia las responsabilidades
atribuibles a la verdadera dueña, Mónica García Villegas y las autoridades
involucradas en las múltiples irregularidades que rodean a la institución
educativa.
Y,
seguramente, los motivos detrás de las falsas denuncias de derrumbes, expulsión
de brigadistas civiles, demoliciones y un largo etcétera, no tienen ninguna
relación con los casos anteriores, sino que, probablemente en la mayoría de los
casos, provienen del desconocimiento, la estridencia propia del momento y
desinformada buena fe de ciertos actores, como fue el lamentable caso del amparo
que detuvo por horas las labores de rescate en el edificio de Rébsamen 241.
Independientemente de sus motivos y fuentes
de origen, las noticias falsas, en el ambiente actual de la ciudad de México, tienen
en común el provocar caos, distracción y desorganización entre la aún
embrionaria y claramente frágil, organización social que se ha dado en estos
días.
Es
cierto; la respuesta social rebasó a las autoridades gubernamentales. Como cierto
es que, para dar continuidad a ésta y poder traducirla en condiciones y
actuaciones que lleven a un reajuste social y político en el país, es necesario
actuar con inteligencia.
Es
menester, entonces, estar atentos a la información que momento a momento nos
llega a través de medios de información formalmente establecidos y redes
sociales, contrastar cada nota por mínima o lógica que nos parezca y no
compartir nada que luzca sospechoso de ser falso, así como señalar cada vez que
detectemos una “noticia” de esta naturaleza.
Mario
Stalin Rodríguez
Etiquetas: Apuntes sobre periodismo, El Nombre de la Ignominia, El patético usurpador, in memorian, Opinión, tratado sobre la necedad
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