miércoles, octubre 27, 2021

RECUPERAR LA CALLE

 

Decía Leopoldo Valiñas que las lenguas y las culturas mueren conformen van abandonando los espacios públicos y se adentran, cada vez más, en los privados...

“Va de la calle a la casa, de la casa a la recámara y de la recamara ya no sale. Ahora, no se trata de recuperar la recámara. No, de lo que se trata es de sacarla a la calle. Sacarla de la casa”

            En esta lógica, los idiomas y las tradiciones se van perdiendo conforme menos gente les practica, les actúa y les actualiza... Conforme se enquistan y se transforman en meros objetos de estudio, fijándoles eternamente en una única forma.

 

El Día de Muertos, por ejemplo, ha corrido por mucho tiempo el riesgo de transformarse en un mero objeto de aparador; una práctica meramente ornamental que, alejada de sus raíces, se repetiría eternamente una única forma eternamente vacía.

            A ello han contribuido tanto la mala práctica académica, que limitaba el estudio de la festividad a una visión museográfica, olvidando que las tradiciones están vivas y se transforman, conforme la sociedad que las actúa está viva y se transforma (visión que, afortunadamente, empieza a ser desterrada, no sin resistencia, de ciertos ámbitos especializados), como les puristas de la cultura.

            Estes últimes son aquellas personas, no necesariamente limitas a los ámbitos académicos, aunque predominantes en estos, que ven cualquier cambio en una tradición como una especie de “traición” a lo que siempre han considerado como inmutable.

            Un buen ejemplo del cómo actúan les puristas, es la reacción que, año con año, tienen ante el llamado “Desfile del Día de Muertos”, instituido recién en 2015, argumentando que éste tiene su origen “en una película de Hollywood”.

 

Al margen de lo reduccionista que es creer que un director se inventó de la nada la práctica que refleja en las primeras secuencias de una película. La postura de estes  IntelectualmenteSuperiores obvia, cualquiera diría que intencionalmente, la existencia de cosas como “El Desfile de Alebrijes Monumentales” (que se realiza desde 2007), la instalación del Tzompantli monumental en el Zócalo (que data de la administración de Cuauhtémoc Cárdenas al frente del gobierno de la Ciudad de México), la Procesión de las Putas que celebran las trabajadoras sexuales de la Merced desde los 70 del siglo pasado, los desfiles de Catrinas que se realizan en Xochimilco y distintas regiones de Oaxaca al menos desde los 40 del mismo siglo y otra multitud de festividades asociadas al día de muertos y que consisten gente disfrazada paseando por los espacios públicos de la Huasteca, las costas de Guerrero, la zona maya y un etcétera tan largo como un brazo.

            Al final e independientemente de su origen, es decir; incluso si efectivamente u inspiración estuviera en las primeras secuencias de una película, actos como el desfile del Día de Muertos (o la marcha de los diablos negros, o la procesión de las putas, o el desfile de las Catrinas o cualquier etcétera) sacan la festividad de la casa y los panteones y la llevan a la calle. Es tomar, apropiar y resignificar el espacio público y hacer comunidad en éste; manteniendo viva la tradición y la sociedad que la practica.

            En el fondo, posturas como la de “el desfile de Día De Muertos lo inventó una película De Hollywood” sólo reflejan la resistencia a que una tradición que consideraban inmutable siga viva y cambie, conforme la sociedad que la actúa sigue viva y cambia... Porque los puristas no quieren tradiciones vivas, sino objetos para presumir en vitrinas.

 

Mario Stalin Rodríguez.

Etiquetas: , , , ,