INCONCLUSO
Será, tal vez, que la historia de los
grandes encuentros está marcada, sobre todo, por los desencuentros... Pequeños
y grandes desencuentros, caminos que divergen y se alejan a la distancia. Muros
que surgen de pronto y nos separan.
A
veces muros, a veces simples vallas, otras sólo líneas en el suelo.
Barreras,
grandes o pequeñas. Distancias, de simples cientos o miles de kilómetros o, las
que importan, de silencios... Desencuentros.
Caminamos y vamos encontrándonos.
A
veces nos buscamos sin encontrarnos... Otras, las mejores, sólo nos encontramos
inesperados en la verada y seguimos andando... Juntos, lado a lado, que es la
mejor manera de seguir andando.
Pero
caminamos y, a veces, vamos desencontrándonos.
No
por decisión de uno u otro. No por deseo de ninguno... Sólo caminos que
divergen; muros que surgen de pronto... Sólo la vida y el caminarla.
Y
seguimos andando... Y a veces, las mejores veces, nos volvemos a encontrar... A
veces, las mejores veces, seguimos caminando justamente para volvernos a
encontrar.
Y será que así encontramos el sentido de
todo esto.
Porque
ningún encuentro y ningún desencuentro son el final de nada; el camino no
concluye ahí donde sin buscarnos nos encontramos, ni acaba en el punto de la
divergencia o en la barrera que de pronto se alzó.
El
camino sigue... Y, si no sigue, no importa, porque, como dijo el poeta, podemos
hacer camino al andar.
Y
caminando, los caminos convergen y volvemos a encontrarnos... A veces, las
mejores veces, seguimos caminando justamente para volver a encontrarnos y
seguir caminando... Juntos, lado a lado, que es la mejor manera de seguir
andando.
Mario
Stalin Rodríguez
Etiquetas: Cosas que suceden, tratado sobre la necedad
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