Tirando del archivo 03

La mujer herrada

El padre Alfonso vivía con una indígena anónima como si fuera su mujer. Ricardo, un humilde herrador amigo del cura, estaba al tanto de la situación y en repetidas ocasiones intentó que su compadre abandonara la doble vida que llevaba, pero éste siempre se negó a ello.
Cierta noche, muy de madrugada, unos hombres oscuros llamaron a la puerta del herrador; llevaban consigo una mula a la que le pidieron herrar, ya que, dijeron, el sacerdote emprendería un viaje al día siguiente. El pago se lo daría el propio Alfonso en su casa por la mañana, concluyeron.
Cuando Ricardo se presentó en casa de su amigo para cobrar la deuda, lo encontró muerto en la cama, a su lado yacía la mujer, en las manos y píes traía las mismas herraduras que la madrugada anterior el herrero había utilizado para la mula.

Texto y trazos, si bien de mi autoria, pertenecen a la compatriota Irredenta y fueron pensados como parte de una evenmtual ampliación de su juego de rol "Tiamat. La doncella de la vida".